Así lo advierten los expertos de Cigna Healthcare, quienes alertan de que la exposición al humo —incluso en no fumadores— puede intensificar los síntomas respiratorios, dificultar el descanso, reducir la eficacia de los tratamientos y aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.
Las lluvias registradas en los meses de marzo y abril, seguidas de una subida repentina de las temperaturas, han favorecido un entorno idóneo para la proliferación de pólenes. Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), este patrón climático ha propiciado la expansión de especies altamente alergénicas, aumentando la duración y severidad de los síntomas alérgicos. A este contexto se añade la exposición al humo del tabaco, tanto convencional como a través de cigarrillos electrónicos.
Aunque el tabaquismo tradicional ha caído a mínimos históricos en España, la Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España (EDADES), impulsada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, indica que un 19 % de la población ha probado alguna vez el vapeo. Lejos de ser inocuos, estos dispositivos —muchos con nicotina y otros compuestos irritantes— también alteran las vías respiratorias, exacerbando la respuesta inmunitaria frente a los alérgenos.
“El humo del tabaco, ya sea activo, pasivo o procedente de dispositivos electrónicos, actúa como un irritante que inflama las vías respiratorias y debilita sus mecanismos naturales de defensa. Esto no solo intensifica los síntomas, sino que reduce la efectividad de los tratamientos y puede derivar en enfermedades respiratorias crónicas como el asma”, señala la Dra. Daniela Silva, especialista en Medicina Interna y E-Health Medical Manager de Cigna Healthcare España.
Los expertos de Cigna advierten de seis formas concretas en las que el tabaquismo puede impactar negativamente en personas con alergias respiratorias:
· Mayor inflamación de las vías respiratorias. El humo daña el epitelio respiratorio, facilitando la entrada de alérgenos y desencadenando una respuesta inmune más agresiva. Como resultado, incluso pequeñas cantidades de polen pueden provocar síntomas como tos, congestión y lagrimeo excesivo.
· Evolución hacia enfermedades crónicas. La exposición prolongada a alérgenos en combinación con tabaco puede desencadenar afecciones respiratorias graves como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o fibrosis pulmonar. El tabaquismo agrava los síntomas del EPOC y su interacción con las alergias establece un ciclo perjudicial para la salud respiratoria.
· Peor calidad de vida. La combinación de síntomas respiratorios persistentes, fatiga, dependencia farmacológica y malestar emocional produce un notable deterioro en la calidad de vida. Irritabilidad, ansiedad o insomnio son reacciones frecuentes entre los afectados, que también ven mermada su productividad y capacidad física.
· Menor eficacia de los tratamientos. La exposición al humo reduce la respuesta a medicamentos como antihistamínicos o corticoides inhalados, lo que obliga a aumentar las dosis o recurrir a tratamientos más agresivos, con consecuencias sobre la salud general del paciente.
· Alteraciones del sueño. Síntomas nocturnos como la congestión nasal o la tos se agravan en ambientes con humo, afectando la calidad del descanso y debilitando el sistema inmunológico, lo que perpetúa un estado de malestar.
· Mayor riesgo en población infantil. Los niños expuestos al humo del tabaco, incluso de manera pasiva, presentan más probabilidades de desarrollar asma o rinitis. En quienes ya padecen estas enfermedades, la exposición puede acelerar su evolución y aumentar su carga clínica a lo largo del tiempo.
Los especialistas concluyen que, más allá del descenso en el consumo de cigarrillos tradicionales, la persistencia del humo —en cualquiera de sus formas— sigue siendo un factor agravante en enfermedades respiratorias estacionales como las alergias, especialmente en una primavera marcada por una altísima concentración de pólenes.
Artículo redactado con asistencia de IA (Ref. APA: OpenAI. (2025). ChatGPT (versión 4.5, 28 mayo). OpenAI)