La creencia de que «todo lo que hay en internet, permanece en internet» se está desmoronando. En apenas una década, casi el 40% de los sitios web han desaparecido sin dejar rastro, según un informe del Pew Research Center. Este fenómeno, conocido como «decadencia digital», representa una amenaza para el acceso a la información, la memoria colectiva y la preservación de la historia.
«Cuando un recurso digital deja de estar disponible, ya sea total o parcialmente, nos enfrentamos a la decadencia digital», explica César Córcoles, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Esta desaparición de contenidos digitales ocurre por múltiples razones: fallos en servidores, obsolescencia tecnológica, cambios en políticas web, eliminación de datos o cierre de plataformas.
La situación afecta tanto a usuarios comunes como a instituciones. «Actualmente, vemos a muchas personas y entidades borrando sus tuits y abandonando Twitter. Eso también es decadencia digital», señala Córcoles. Otro ejemplo reciente es la eliminación de contenido científico de sitios web oficiales en Estados Unidos, lo que puede distorsionar la percepción de ciertos eventos o dificultar la investigación académica.
Impacto en la memoria colectiva y en la historia
La desaparición de contenidos tiene implicaciones directas en el periodismo, la educación y la historia. «Si ciertos contenidos desaparecen, nuestra percepción de los acontecimientos recientes puede cambiar. La decadencia digital provoca que mucha información pública no tenga opción de recuperación», advierte Silvia Martínez, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC e investigadora del grupo GAME.
El problema no es menor: el 21% de las páginas web gubernamentales contienen al menos un enlace roto, con especial incidencia en los sitios web de administraciones locales, según Pew Research. Esto significa que documentos oficiales, registros históricos o anuncios públicos pueden quedar inaccesibles con el tiempo.
Si ciertos contenidos desaparecen, nuestra percepción de los acontecimientos recientes puede cambiar, la decadencia digital hace que muchas veces alguna información pública no tenga opción de recuperación
Un caso concreto de esta problemática ocurre en las empresas privadas. «Si se actualiza la composición de un comité asesor y se elimina la referencia anterior, puede que no quede constancia pública de la versión previa», ejemplifica Martínez. Esto puede dificultar la trazabilidad de decisiones y generar confusión sobre cambios institucionales.
Además, la decadencia digital puede generar información parcial o sesgada. «Si parte del contenido desaparece, lo que queda puede ser incorrecto o descontextualizado», explica Mònica Vilasau, profesora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC y experta en derecho digital. En estos casos, las personas afectadas pueden acogerse al derecho de rectificación, recogido en el artículo 16 del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).
¿Derecho al olvido o pérdida de información?
El debate sobre la decadencia digital también plantea preguntas sobre la privacidad y la preservación de la información. Si bien perder datos en internet puede ser problemático, también puede permitir ejercer el derecho al olvido. «La desaparición de contenido podría garantizar este derecho, ya que evita la permanencia y continuidad de información en la red», señala Martínez.
Sin embargo, Vilasau insiste en la necesidad de establecer criterios claros. «El derecho al olvido no debe confundirse con la desaparición arbitraria de información. La regulación actual busca equilibrar la privacidad con el acceso a la información, y es necesario definir mecanismos adecuados para su implementación», subraya.
Estrategias para preservar la memoria digital
Aunque la desaparición de contenidos en internet es inevitable hasta cierto punto, existen estrategias para mitigar el problema. «Las instituciones y empresas deben tomar conciencia sobre la necesidad de preservar sus contenidos», advierte Córcoles. Iniciativas como Internet Archive han intentado capturar y almacenar datos para que estén disponibles en el futuro, pero el volumen de información generada a diario hace que esta tarea sea inmensa.
La Fundación Informativos.Net, impulsada por Gema Castellano, nació con el propósito de preservar y proteger su trabajo como periodista. Un legado de más de 25 años de contenidos publicados en Informativos.Net, desde su fundación en marzo de 1999. Un repositorio vivo de contenidos de libre acceso donde destacan sus entrevistas a expertos sobre temas de actualidad y que tiene como objetivo la promoción y permanencia en el tiempo del periodismo de calidad.
Uno de los factores que agravan la decadencia digital es la dependencia de plataformas privadas. «Publicar dentro de redes sociales y plataformas cerradas es una muy mala idea para la preservación de contenido», alerta Córcoles. Según Pew Research, casi el 20% de los tuits desaparece pocos meses después de su publicación. En el 60% de los casos, esto se debe a que la cuenta que los publicó fue eliminada, suspendida o se hizo privada. En el 40% restante, el propio autor decidió borrar el contenido, a pesar de que su cuenta siguiera activa.
La permanencia de la información también depende de su formato. «Si un archivo solo existe en un único servidor, el riesgo de perderlo es mucho mayor que si hay múltiples copias en diferentes ubicaciones. Además, si el formato en el que está guardado no está bien documentado, recuperar la información puede ser extremadamente difícil», explica Córcoles, quien también investiga en el grupo TEKING de la UOC.
El peligro de una «memoria digital selectiva»
La desaparición de contenidos en internet puede llevar a una memoria colectiva fragmentada o distorsionada. «Nos estamos dando cuenta, lentamente y demasiado tarde en ocasiones, de que lo que se publica en internet solo permanece si hacemos los esfuerzos necesarios para conservarlo», advierte Córcoles.
Algunos países han comenzado a tomar medidas. En España, la Biblioteca Nacional ha empezado a conservar los videojuegos como parte de su archivo cultural, lo que demuestra una mayor conciencia sobre la importancia de preservar el patrimonio digital.
A medida que más información desaparece de la web, surge el riesgo de que solo ciertos contenidos sean conservados, mientras otros se pierden sin dejar rastro. «Nuestra relación con la información puede verse condicionada por esta capacidad de recuperar o acceder a ciertos datos. Esto puede llevar a la eliminación de información relevante para la sociedad», concluye Martínez.
La decadencia digital está redefiniendo la manera en que recordamos y accedemos a la información. Si bien el olvido digital puede tener beneficios en términos de privacidad, la desaparición arbitraria de datos también puede afectar la historia, el periodismo y la educación. En última instancia, garantizar que nuestra memoria colectiva no se diluya en el olvido dependerá de los esfuerzos coordinados de gobiernos, empresas y la sociedad en su conjunto.
Artículo redactado con asistencia de IA (Ref. APA: OpenAI. (2025). ChatGPT (versión 4). OpenAI).