Las redes sociales se han convertido en un terreno fértil para estafadores que, amparados por sistemas publicitarios automatizados, logran difundir sus campañas fraudulentas ante millones de usuarios. La reciente proliferación de sitios web que desaparecen en cuestión de horas tras ser denunciados pone en evidencia un problema estructural y preocupante: la permisividad de Meta ante contenidos publicitarios engañosos.
Estafas con apariencia de inversión
Estas plataformas fraudulentas presentan todas las señales de una estafa financiera: ausencia de datos fiscales, ocultación de identidad mediante registros privados, falta de autorización por parte de organismos como la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), y promesas de alta rentabilidad con una inversión mínima. Su modus operandi es típico: captar víctimas con anuncios atractivos, simular ganancias y solicitar más dinero bajo pretextos diversos hasta desaparecer.
Ejemplos de publicidad de estafas en Meta-FaceBook
Según datos del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), solo en 2023 se registraron más de 19.000 casos de fraude digital en España, muchos de ellos vinculados a inversiones falsas. Por su parte, Europol ha alertado del crecimiento exponencial de estafas financieras distribuidas a través de redes sociales, aprovechando la ingeniería social y la publicidad dirigida.
El papel de Meta: automatización, ingresos y desinterés
Meta, propietaria de Facebook e Instagram, revisa la mayor parte de su publicidad mediante algoritmos automatizados. Aunque declara tener políticas contra los fraudes, estos filtros resultan insuficientes frente a estafadores que constantemente modifican nombres de dominio, creatividades y estrategias para evadir el sistema.
Todos los anuncios así como los perfiles que hemos capturado para este artículo fueron denunciados a Meta-Facebook. En todos los casos la respuesta ha sido la misma: «No eliminamos el anuncio» y «No eliminamos el perfil reportado»
Lo más alarmante es que cada uno de estos anuncios fue denunciado desde nuestro perfil y en ninguno de los casos fue eliminado. La respuesta para todos ellos siempre ha sido «No eliminamos el anuncio». Tampoco se eliminó ninguno de los perfiles responsables de esta publicidad. Y es que lo que está claro es que este tipo de publicidad genera muchos ingresos para Meta. Incluso si, eventualmente, algunos de estos anuncios son finalmente eliminados tras varias denuncias, estos ya han sido monetizados por la plataforma. El incentivo para revisar con rigor estos contenidos es escaso, y la responsabilidad se traslada a los usuarios.
Lo que está claro es que este tipo de publicidad genera muchos ingresos para Meta. Incluso si, eventualmente, algunos de estos anuncios son finalmente eliminados tras varias denuncias, estos ya han sido monetizados por la plataforma.
Un estudio de Mozilla Foundation reveló que los sistemas de revisión de anuncios de Meta fallan habitualmente en detectar fraudes financieros, incluso tras múltiples denuncias. Esto coincide con las conclusiones de una investigación publicada por el Center for Countering Digital Hate, que encontró que el 88% de los anuncios que violaban las normas publicitarias seguían activos tras ser denunciados.
Demandas y presión legal creciente
La actitud pasiva de Meta ya ha sido cuestionada legalmente. En Australia, el empresario Andrew Forrest demandó a la compañía por permitir el uso de su imagen en anuncios de criptoestafas. En Europa, varias agencias de protección al consumidor han iniciado investigaciones similares. La CNMV, por su parte, ha pedido públicamente a las plataformas que bloqueen este tipo de campañas antes de su publicación.
Hacia una responsabilidad real
La lucha contra la desinformación y las estafas en línea requiere más que algoritmos: exige voluntad, transparencia y rendición de cuentas por parte de quienes lucran con estos sistemas. Es urgente establecer normativas que obliguen a las plataformas digitales a verificar la identidad de sus anunciantes, aplicar controles más estrictos en sectores sensibles como el financiero y asumir su papel en la prevención del fraude.
¿Qué debería cambiar?
Regulaciones más estrictas que obliguen a las plataformas a verificar a los anunciantes, especialmente en sectores sensibles como las inversiones.
Mayor transparencia algorítmica y responsabilidad proactiva de Meta ante denuncias.
Campañas de educación mediática y un sistema de alertas en tiempo real para usuarios que puedan estar expuestos a estafas.
Mientras tanto, la ciudadanía debe mantenerse informada, alerta y crítica. Porque, ante la pasividad de los gigantes tecnológicos, la mejor defensa sigue siendo el conocimiento.