En la literatura esotérica se considera que el alfabeto vatán, que supuestamente fue comunicado a un tal Saint Yves dÆAlveydre por brahmanes, fue el de la lengua hablada por la primera raza humana que pobló la tierra, y que dicha lengua fue la fuente de donde salieron todos los idiomas. Supuestamente vatán proviene de una raíz sánscrita que significa mar o agua. El vatán se escribe de abajo arriba, pero también ofrece sentido si se lee a la inversa, de derecha a izquierda o de izquierda a derecha. Las letras vatanes asumen formas geométricas que derivan del punto, la línea, el triángulo, el cuadrado y el círculo. Mi interés en este alfabeto surgió de mi admiración por los petroglifos compendiados por ese gran investigador peruano que fuera embajador de Cuba en Perú, Antonio Núñez Jiménez.
Mi primer encuentro con los petroglifos fue en una mina que tengo en Yarabamba, Arequipa donde éstos se encontraban cerca de batanes y marays (morteros) donde los antiguos pobladores de la zona hab¡an molido vetillas de cuarzo para extraer oro. Posteriormente conoc¡ algunas monograf¡as de Linares M laga, quien hab¡a descubierto Toro Muerto, quiz s el mayor reservorio de estas manifestaciones.
Me intrigaba en estas colecciones la extraordinaria simplicidad y dinamismo de los dise_os figurativos, pero m s aon, aquellos que ten¡an formas geom’tricas y dise_os que los estudiosos califican como «laber¡nticos». Mi formaci¢n matem tica es no convencional, soy, como Pit goras fuera, un trader, un mercader, en el sentido cl sico del t’rmino. Mi vinculaci¢n con la matem tica est especialmente ligada al nomero. El aut’ntico trader no utiliza la matem tica sino que vive la misma. No usa corrientemente ni estad¡stica ni f¢rmulas, no ve las cifras como promedios ni tendencias sino como anomal¡as y relaciones.
De alguna forma intuitiva los nomeros parecen tener vida en su cerebro y tienen un car cter cuasi m gico. Es, podr¡amos decir, la intuici¢n del nomero, el number sense de Tob¡as Dantzig, el gran matem tico ruso. Se asemeja mucho a lo que hace el ge¢logo en una exploraci¢n buscando mineral. Son los aspectos cualitativos del nomero de que habla Carl Jung, las armon¡as de Kepler, las m¢nadas de Leibnitz. La raz¢n es muy simple, el trader debe tener los nomeros en la cabeza y debe manejarlos mentalmente, sin calculadoras ni lapiceros, ya que de ello depende su ‘xito. Si logra que la matem tica natural, la del inconsciente, sea su amiga, tiene la seguridad necesaria para dejar los recursos de su curiosidad y pensamiento para establecer relaciones significativas entre eventos, materiales y personas.
En un mundo como el actual donde todos usan casi los mismos programas de computadoras, los traders cl sicos son rara avis, tal como tambi’n lo son los que se dedicaban al chartismo en las bolsas de productos. Esta era una especie de estad¡stica cualitativa basada en formas geom’tricas arquet¡picas que se usaban hace miles de a_os y que les permit¡a hacer proyecciones bastante acertadas. Esa tambi’n es una profesi¢n desplazada por la verbalizaci¢n, y quiz s indigesti¢n, cuantitativa que sufre hoy la matem tica. Secretamente el trader cl sico, al igual que los investigadores «secretos» de muchas transnacionales de hoy en d¡a dedican parte de su tiempo a las quimeras de siempre…¨Por qu’ algunos nomeros se relacionan con otros? +c¢mo se relaciona el c¡rculo con el cuadrado? ¨Cu l es el orden del caos?, y por supuesto…los lenguajes secretos y la criptolog¡a..
Poincar’ dec¡a que la geometr¡a era solamente una forma ventajosa de ver las cosas. La matem tica y la geometr¡a son disciplinas que han sido abusadas en la historia humana. As¡ como Arist¢teles mereci¢ ser calificado por Bertrand Russell como el causante de la desgracia de la l¢gica, matem tica y filosof¡a de Occidente, uno puede decir que Euclides bastarde¢ la tradici¢n matem tica anterior y Plat¢n hizo trizas de la ciencia pitag¢rica en su Timeo. Siempre admir’ a la cultura andina ya que ella compendiaba una monumentalidad envidiable y una simplicidad social extraordinaria y eficiente. Es por ello que desde la invasi¢n occidental utopistas como Francis Bacon hablaron de una utop¡a realizada. Pero eso dur¢ corto tiempo para llegar hoy a absurdos como el atribuir a extraterrestres las l¡neas de Nazca y la construcci¢n de Macchu Picchu, de hablar de influencias de oriente, de los fenicios, de cualquiera que no tuviera la piel cobriza. Hay una realidad que contradice ello y es que si hubiera habido estas influencias, habr¡an usado el hierro y la rueda, as¡ como tendr¡an algon tipo de escritura. Lo oltimo no es sorprendente ya que los jerogl¡ficos egipcios se conoc¡an por miles de a_os hasta que Champoli¢n asoci¢ los ideogramas con fonogramas. De ello trata este art¡culo.
Revisando a Dantzig y a Russell, a Dawkins y a Kepler, a los esot’ricos y a Darwin, llegu’ a una hip¢tesis sobre la cual part¡ hacia el an lisis. Lo que distingu¡a al hombre de los otros primates era el dedo t ctil, cuyo desarrollo por necesidad de supervivencia le hab¡a dado una forma diferente de percibir. En la psicolog¡a de William James, a la sensaci¢n que es un on-off, sigue la emoci¢n, luego la percepci¢n para llegar finalmente al conocimiento. La percepci¢n es una construcci¢n basada en inventarios, muchos derivados de la experiencia personal y otros de aquello que Jung llama inconsciente colectivo. Pero ello no era suficiente pues hab¡a experimentado conscientemente formas de construir diferentes. Estudi’ los misticismos y la magia y me encontr’ que grandes cient¡ficos tambi’n lo hab¡an hecho. Un libro como Armon¡a del Mundo de Johannes Kepler repet¡a la mosica de las esferas pitag¢ricas, su acercamiento para determinar las ¢rbitas de los planetas fue m gico. Leibnitz descubri¢ el c lculo infinitesimal al querer cuadrar el c¡rculo. +Estaban locos? +era posible percibir las cosas de otra manera? +hab¡a un nivel inconsciente comon a todo que incluyera lo que llamamos animado y no animado? Necesitaba una teor¡a y un campo de experimentaci¢n externo e interno. La teor¡a fue form ndose en los a_os asimilando elementos de lo presocr tico y las filosof¡as orientales, tomando con pinzas todo aquello posterior. Rebusqu’ simpleza y el entusiasmo en la ciencia en libros antiguos incluyendo algunos de magia. Eleg¡ como campo externo de experimentaci¢n el Pero secreto y como campo interno mi propia psiquis. Tras muchos a_os de investigaci¢n y experimentaci¢n llegu’ a una hip¢tesis veros¡mil, que se fue y sigue puliendo con el tiempo y una serie de coincidencias significativas, como las hubiera llamado Jung.
+No son acaso las culturas en su esencia contratos perceptivos a nivel de inconsciente comon?.
Poniendo en duda, como Russell y los budistas, la existencia de una realidad objetiva +No ser¡a posible violentar el cambio cultural mediante el uso de arquetipos?
+No fue eso el nazismo? +No es eso el cristianismo?. Preguntas graves, respuestas simples. Todo ello es posible y no se necesitan ni las masas de Marx, ni el dinero de Estados Unidos. Como en el Tao, la obra es peque_a, pero la dimensi¢n enorme.
Pero dejemos esto ah¡, de ese tama_o, por ahora… para los buenos entendedores.
Por Pedro Flecha pflecha@qnet.com.pe