¿Ante la obra de Antonio Miró la polémica entre minimalismo sí, minimalismo no desaparece definitivamente o da Usted alguna posibilidad a otras tendencias?
Yo soy minimalista. Esto es como la ideología política. Uno no puede ser de dos partidos diferentes. Puede gustarme mucho algo que tenga tendencia barroca y respeto el trabajo de todos los diseñadores, pero soy minimalista. Lo cierto es que debería tenerle manía al minimalismo porque es como una etiqueta que me he impuesto a mi mismo, pero entiendo que si algo me saca de quicio es un vestido con muchos botones. A veces he utilizado muchos elementos como los bordados, los botones, etc., en moda me refiero, pero por mi forma de ser termino siempre en el minimalismo.
¿Y en muebles?
En lo que respecta a mis muebles ni siquiera me lo planteo. Nunca digo: ‘voy a hacer piezas minimalistas’. Para mí la estantería es una estantería, la mesa es una mesa, etc; y no comprendo cómo se puede hacer una mesa barroca. Evidentemente se puede hacer, pero yo no entiendo ese concepto.
¿Un minimalismo que en este caso se asocia a la calidad y al confort sobre todas las cosas?
Yo siempre he intentado hacer las cosas bien hechas. Cuando se propuso hacer esta colección de muebles la palabra calidad imperaba sobre todas las cosas.
¿Cómo cree que va a afectar la actual situación económica de España en su sector?. ¿Se podría producir cierta criba?
Creo que hay gente que vale muchísimo y que por culpa de la crisis podrían desaparecer, y otros que no valen nada, pero simplemente por el hecho de saber manejar muy bien el negocio, seguirán y triunfarán. Me gustaría pensar que la crisis permitirá que se queden los que valen y que los que no valen desaparecerán. El que vale es esa persona sensible que se entrega al arte y normalmente tiene problemas con la parte económica. El que va a aguantar es el que tiene como objetivo hacer dinero a toda costa.
¿Y la estética en sí?. ¿Se verá afectada por la crisis?
No estoy muy seguro de cómo, pero sí de que afectará. Lo que ocurre es que es algo difuso. Por ejemplo los ’80 fueron muy tristes y a la vez muy buenos.
¿La vuelta al negro podría ser una opción?.
A mí, en una de mis dos tiendas los clientes me piden negro porque es sinónimo de modernidad. Se que el negro lo voy a vender. Sin embargo en mi otra tienda, que es más extrema, he hecho un ejercicio, un experimento de no tener negro, a ver que ocurre. Lo he hecho simplemente por tantear que actitud tienen las personas ante la crisis. Yo creo que será diferente.
¿Es importante para Usted el color o quizás más todavía la ausencia de color?
Por supuesto que sí. He hecho incluso desfiles de color. Muy minimalistas, claro, pero con color. Es importante el color para mí. El blanco y el negro son también colores según mi criterio. Lo que ocurre es que el color es un lujo. Incluso en el aspecto técnico. Los fabricantes de tejidos ponen muchos más problemas y condiciones cuando encargas un determinado color que con el negro. Para el cliente ocurre lo mismo. Si adquiere una prenda negra y de calidad sabe que va a poder llevarla muchos años. Una chaqueta amarilla difícilmente puedes ponértela muy a menudo.
¿Un lujo que en España no acaba de encajar?
Opino que a España siempre hay que mirarla desde la austeridad. En el setecientos, cuando en Italia y Francia se vestían colores, en España todo el mundo vestía de negro. En nuestro país no tenemos problemas con ese color. Es como las patillas. Si un día se ponen de moda el español las llevará con toda naturalidad.
¿Será por ese sentimiento trágico de la vida que dicen nos caracteriza?
Puede ser. La mística ‘castellana’ ¿no?. Además, en todo lo que supone la franja mediterránea existe el sentido del “no color”. El los países catalanes se viste en negro y blanco. El castellano, por ejemplo, es un hombre místico, profundo, más dado a la utilización del oscuro que del color. En definitiva España es así.
Claro, somos así, pero ¿se nos entiende afuera?
Yo creo que sí. Lo que no tengo muy claro es si es a través de la moda o el diseño como se nos entiende. Pero no cabe duda de que somos atractivos y excepcionales. En moda podemos hablar de Balenciaga como un ser superior y en pintura podríamos hablar de Picasso, etc. En modelos de negocio e industria podemos hablar de El Corte Inglés o de Zara; de Julio Iglesias en música…!yo que se!. “La fura dels Baus”, por ejemplo, es nuestra excepcionalidad; arrasa fuera de nuestras fronteras.
¿Y por qué tenemos tantos complejos?
No lo se. No tenemos motivos. Pero si hablamos de moda, lógicamente Francia e Italia son cosa aparte. Allí no hay excepciones. Es industria. Se trata de marcas que venden y tienen un prestigio tremendo. La industria de la moda en estos países es soportada por un entramado financiero excepcional que abarca incluso al petróleo.
Usted lo ha tocado. La espada de Damocles. La industria.
Este es el gran drama. Hablamos de la crisis, pero creo que una de las crisis más graves que tenemos es que la India y China han acaparado toda la fabricación. Hay que pensar que un país como EE.UU se hizo rico a raíz de acometer la revolución industrial. Esta dimensión global que hemos alcanzado en este sentido no creo que sea positiva. Incluso podría afirmar que nos ha hecho mucho daño. Yo estoy de acuerdo en que fabriquemos en China si los trabajadores tienen sus vacaciones, su seguridad social, sus horas extras, etc. En igualdad de condiciones cada cual que fabrique donde quiera, pero a costa de la explotación de otros, no. Nosotros tenemos que fabricar, porque si no lo hacemos estamos muertos.
¿Y los diseñadores?. Porque si no producen también están muertos ¿no?.
Los diseñadores de moda, hablo de grupos de moda con solidez, son un peso industrial importante. Hay otros que son verdaderos poetas de la moda, porque hacen desfiles pero detrás no hay nada. Todo el mundo lo sabe. La única manera de sobresalir es hacerse con un nombre, apostar por las licencias, etc; como he hecho yo.
Imagen de marca. Otro caballo de batalla que usted ha montado con destreza y pulcritud. ¿Cómo se consigue?
En este aspecto me gustaría decirle que aunque suene a tópico es un trabajo de equipo y una cuestión de disciplina. Llegados a un momento la pregunta ante cada acción es ¿me prestigia o me desprestigia?. Si la respuesta es la segunda, no se inicia esa acción bajo ningún concepto. Hay veces que debemos hacer cosas por dinero porque hay que pagar las facturas, pero nunca a costa del prestigio.
¿Qué opina de la proliferación de escuelas de diseño y de la cantidad de jóvenes interesados por este oficio?
Yo creo que hay mucha creatividad y que de ahí saldrán grandes diseñadores. Es sorprendente la cantidad de gente que hace cosas altruistas, que están luchando porque les gusta la moda. Hay diseñadores para los cuales es un lujo hacer un vestido. Ya no sólo venderlo, sino hacer unas piezas que después van a mostrar. Es una ilusión tremenda. Si además consiguen desfilar ya es algo trascendental. Todo esto proporciona energía a la moda. Si ya finalmente consiguen vender lo que han hecho, ya ni te cuento la explosión de satisfacción que les embarga.
Hay formas y maneras de hacer las cosas. ¿En qué se ha basado Antonio Miró a la hora de seleccionar las ofertas para ‘licensing’, etc?
Yo creo que lo que hace que todo sea perfecto es el mismo producto. Siempre hemos optado por la calidad. Esta colección de muebles, por ejemplo, la podía haber hecho barata, con materiales de poca calidad; pero hemos intentado siempre que la calidad fuera una de nuestras banderas. No nos ha importando tanto el dinero como la estética y la fórmula que yo tengo para hacer siempre las cosas.
¿Y la internacionalización de la firma?
No es fácil la internacionalización. Lo que nosotros hemos hecho y que ha tenido una proyección internacional increíble, hasta el punto de que lo han comprado tanto en Colombia como en Japón o Singapur, además de en Inglaterra, Francia, Alemania, etc. son mis grifos. Es increíble, pero es así. Los grifos de Antonio Miró son el producto más internacional de mi marca.
¿Por qué?.
Deben ser un acierto. Han gustado en todo el mundo. Quizás porque los hice cuadrados. No lo sé. Quizás ese detalle haya sido definitivo. Además. Soy consciente de que en Singapur no van a comprar mis grifos porque son de Antonio Miró. No. Lo hacen porque les gustan.
¿La globalización ha unificado los gustos estéticos?.
Creo que en cierta manera sí. En cierta manera ha socializado la moda y esto es bueno. La ha democratizado. El hecho de que todo el mundo pueda vestirse es increíble e impensable hace tan solo unos años. Antes la moda era para ‘cuatro ricos’ y ahora no. Es muy interesante este fenómeno. La otra vertiente es la de la producción en países pobres. Eso es una desventaja para todos que debemos ir superando.
Por el contrario, ¿Cómo es posible valorar el diseño si no se paga?
Es que los extremos son todos malos. Los polos opuestos se tocan. Es interesante que todo el mundo pueda vestir moda, pero el buen diseño y la calidad tienen un precio. Debemos aprender a valorar y a pagar lo justo por las cosas.
Imagino esos armarios de gente muy joven con ropa amontonada a la que no respeta. Dígame, según su criterio, ¿cuántas piezas básicas por temporada debería adquirir una mujer con una actividad social media-alta?
Debería tener un conjunto de ‘sport-ware’, un buen traje de chaqueta y un vestido de noche. Esto es lo básico. Cada año o año y medio debe ir reponiendo alguna pieza. Si la ropa es buena, no está obligada a comprar cada temporada a no ser que sea necesario. Debemos pensar que hay que saber comprar. Hay que conseguir que las prendas que adquiramos sean un acierto.
¿Cómo son los hombres y mujeres que visten de Antonio Miró?
No tengo ni idea. Y me parece un aspecto importante ahora que me hace esta pregunta. Tendré que hacer un estudio que nunca he hecho. Me parece interesante.
Defíname en pocas palabras esta colección.
A mi me gustaría que dijeran que es original, funcional e intemporal.
Gema Castellano
Video ‘Making of’ del evento
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