En efecto, la industria norteamemricana de los cruceros creció -según la Cruise Lines International Association (CLIA)- un 7,4% anual desde 1980 alcanzando los 13,2 millones de pasajeros en 2008 y en Europa los datos son también alcistas. Los puertos europeos recibieron 23,8 millones de cruceristas en 2009, un incremento del 9% sobre al año anterior, que generaron 34.000 millones de euros. La recesión parece no haber afectado al transporte turístico de pasajeros por mar, pero existe un datos distorsionante que hace saltar la alarma: las tarifas han registrado un descenso de entre un 10% y un 30%.
La moda de los cruceros en América impulsada por la famosa serie “Vacaciones en el mar” en los ’80 y, por consiguiente, la popularización de esta forma de vacaciones antaño limitada a los potentados -una acción que debe atribuirse en gran parte a Micky Arison, cuyo padre fundó Carnival Corporation– llegó a Europa con fuerza de la mano de compañías cuyo objetivo fue democratizar el lujo crucerístico a base de construir barcos cada vez más grandes que alberguen a un turismo de masas cada vez más motivado.
La lucha comercial por atraer hasta el último cliente sumió a las compañías en una guerra de precios cuyo punto álgido coincidió con el principio de la crisis financiera mundial, y ahora -aunque los las cifras de facturación son excelentes- se impone una reflexión y un cambio drástico de estrategias. En definitiva, la industria de los cruceros y la capacidad de los buques han ido creciendo desde los años ’60 de forma directamente proporcional al aumento de las líneas de crédito de los usuarios, pero la crisis ha afectado de una manera absoluta a la capacidad de la clase media para endeudarse. Esas enormes naves -algunas de 225.000 toneladas y más de 6.000 pasajeros- deben salir de los puertos repletas de pasajeros para ser rentables y conseguirlo ya no es tan fácil.
Definitivamente, esta nueva situación que se plantea para la industria de los cruceros ha cogido a las grandes compañías sin grandes estrategas entre sus filas que planeen las estrategias a futuro de un negocio que, bien redirigido, es -sin duda- el valor refugio del turismo vacacional de masas tanto por su comodidad, como versatilidad y seguridad. La actividad comercial era la que tiraba del negocio, pero ahora ha llegado la hora de la gestión estratégica y creativa.
Pablo Alonso, Vicepresidente y Director General Comercial y de Marketing de Pullmantur -filial de Royal Caribbean Cruise Lines- forma parte de ese prestigioso y selecto club de jóvenes cerebros con los que cuenta la industria de los cruceros de segunda generación, para reconducir una situación que no debe permanecer enquistada en soluciones que solo abarca la oferta económica a la baja para un producto con posibilidad de alternativas. Hemos hablado con él, y en esta entrevista que les ofrecemos en formato de vídeo/Tv, nos demuestra que en el sector de los cruceros todavía queda un mundo por inventar.
Gema Castellano