Los Kogi creen que la Sierra es el corazón del mundo y que su misión como «hermanos mayores» es garantizar su equilibrio para que reine la armonia en el resto de la tierra. Sin embargo, sienten que la armonia se esta perdiendo y temen su desaparición como pueblo al no poder cumplir con su misión. En los últimos años, en la zona fue asesinado un premedio de 50 indigenas por año.
Las FARC llegaron alli en los años 80 a reemplazar los cultivos de marihuana por coca. Hace tres años llegaron las autodefensas paramilitares con el objetivo de controlar los corredores de la Sierra que permiten la salida al mar desde el Cesar y el Magdalena y el transito hacia la Sierra del Perija, donde controlan cultivos de coca.
Los paramilitares montan retenes en los que decomisan la comida abastecida por las cooperativas de indigenas y retienen a dos o tres transeuntes indigenas, en su mayoria líderes, y que luego aparecen muertos entre los matorrales.
La gente tiene miedo. La guerrilla ha intensificado la reclusión de ni_os y j¢venes ind¡genas, sac ndolos incluso de las escuelas. Han impuesto sus propias leyes, desplazando a los nativos como autoridad principal y como arbitros de los conflictos.
Hasta ahora, ser patrimonio de la humanidad no le ha servido para que intervengan en favor de la colombiana Sierra Nevada. Los indigenas piden al gobierno que no se olvide de ellos. (Co/QR/Pi/Am-Dh/pt).