Son buenas noticias para Indonesia, donde se siente su ausencia. La población de origen chino, que se calcula asciende a unos ocho millones en un país de 200 millones, controla aproximadamente dos terceras partes de la economía actual. Son los principales empresarios, banqueros y comerciantes del país. La población de origen chino controla los canales de distribución mediante una serie de empresas navieras, grandes casas comerciales y pequeños negocios.
En los primeros meses del mandato de Suharto, miles de indonesios de origen chino fueron asesinados, acusados de ser comunistas o simplemente víctimas de una envidia feroz. Entonces, China mandó barcos a las costas de Indonesia para rescatarlos. La idea de regresar al país bajo el mando de B.J. Habibie, musulmán devoto que en el pasado se ha esforzado por limitar la influencia de la población de origen chino, no es demasiado apetecedora. Pero algunos de los hombres de negocios que planean regresar a Yakarta en el futuro próximo creen que Habibie es una figura de transición.