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Francia, en pleno escándalo de la dioxina, ha pedido oficialmente ante el consejo agrícola europeo reunido en Luxemburgo, la prohibición de las harinas animales en la alimentación de los animales, con el fin de proteger la salud del consumidor.
Relacionando estas harinas con la alimentación que provocó la enfermedad de las vacas locas y la crisis de la dioxina, Francia hace notar que la reglamentación actual es un disparate entre los quince. Mientras unos países prohiben totalmente las harinas animales, los otros las toleran. No hay unidad de criterios.
En este momento tanto las aves como los cerdos y vacas son susceptibles de estar contaminados en toda Europa.