Pasado un mes de la firma del contrato entre el Banco Central chileno y el BSCH sobre las acciones que el primero tiene en el Banco de Santiago, las críticas emitidas por parlamentario y analistas financieros, lejos de apagarse, se acentúan.
La transparencia que se recomienda siempre a la hora de suscribir este tipo de acuerdos, es el caballo de batalla y las contradicciones en las que entran los documentos enviados por el Instituto Emisor al Congreso, hacen que el mundo financiero chileno desconfíe de esta operación, que parece marcada por la mala suerte.
El texto refundido del pacto con el BSCH que entregó el Banco Central, señala con respecto a este acuerdo que «se suscriben dos documentos originales quedando uno de ellos en poder de cada parte», agregando al final de la frase » en Santiago a fecha 13 de mayo de 1999″. Sin embargo en ese mismo documento hay un anexo posterior, donde el fiscal del Instituto Emisor, – Miguel Angel Nacrur en calidad de ministro de fe -, certifica que » el presidente del Banco central suscribi¢ el presente acuerdo el d¡a 17 de mayo de 1999, a las 8:30h.
Evidentemente si el pacto se suscribi¢ el d¡a 13, se firm¢ dos d¡as antes de que concluyera la OPA del grupo chileno ( d¡a 15).
Otro elemento discordante es la propiedad de las acciones del Santiago que se atribuye al BSCH , cuando realmente la propiedad corresponde al OHCH S.A. Pero la mayor inc¢gnita radica en porque el Banco Central ofreci¢ una opci¢n preferente de compra al BSCH, sabiendo que la posici¢n dominante del grupo espa_ol suscitar¡a los resquemores de la Superintendencia de Bancos. Esto podr¡a explicarse por el compromiso que adquiri¢ el BSCH de no fusionar el Santander con el Santiago, pero aon as¡ la susceptibilidad est servida.
BANCO DE SANTIAGO: EL DOLOR DE CABEZA DEL BSCH
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