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Los detenidos, además de un responsable del departamento provincial de justicia, son acusadas de haber comprado a niños en edad lactante a familias pobres o a madres jóvenes solteras para posteriormente revenderlos a extranjeros bajo la forma de adopciones, según la policía local. Otras cuatro personas fueron, asimismo, objeto de una investigación policial por su papel en la red que operó entre 1992 y 1998 y aportó varios miles de dólares a la banda.
La policía renunció a precisar el número de los recién nacidos que resultaron vendidos y se limitó a indicar que las familias que los adoptaron proceden, sobre todo, de Francia, Bélgica, Alemania, Noruega, Israel y Estados Unidos.