En marzo pasado, Euskal Herritarrok prohibió a los dirigentes de Herri Batasuna (HB) que condenasen cualquier manifestación de violencia callejera en el país Vasco. HB, entonces, obedeció sin más. Hacía sólo un mes o un mes y medio que se había constituido la Asamblea de Municipios Vascos en Lizarra, que no era más que el intento de HB de aglutinar por la vía de los ayuntamientos la fuerza que no había sido capaz de lograr a través de las urnas, una vez celebradas las elecciones vascas en octubre anterior.
Tras la liberación de los 23 miembros de la Mesa de HB, todos los rumores apuntaban a que los dirigentes "históricos" del partido abertzale pleitearían con sus sustitutos (la dirección de Euskal Herritarrok) para ver quién llevabab de verdad el mando político de la organización.
Los dirigentes de HB dijeron entonces que ya verían ellos cómo se organizaban para determinar los designios de HB. A los pocos días, la Mesa de HB firma la condena a la violencia callejera, pero horas después retira dicha condena.