Las autoridades españolas sabían que ETA podía intentar hacer alguna maniobra no sangrienta, pero muy llamativa, durante la ceremonia de inauguración del Campeonato Mundial de Atletismo, y no supieron evitarla. Quizás se hayan dejado llevar de un "exceso de confianza" por la inactividad de la banda armada desde que declaró unilateralmente su tregua, aunque los mal pensados no descartan que incluso se haya tratado de un acto "consentido" por ellas. Cuando el bailarín Joaquín Cortés inició su actuación, tres grandes muñecos que representaban a la mascota del mundial, el Giraldillo, lucieron en sus pechos, en inglés para que fuese entendido por todo el mundo en el extranjero, la solicitud de "repatriación de los presos vascos"; o sea, la petición de acercamiento de los reclusos de ETA a las cárceles del País Vasco.
Fue el único incidente que se produjo en todo el acto, y fue visto en el mundo entero por la televisión. Los servicios del estadio olímpico de Sevilla retiraron de inmediato las pancartas a los tres muñecos. A dos de ellos los apartaron incluso del escenario, mientras que el tercero permanecía en su lugar y rodeado por varias personas de la organización. Varias personas han sido detenidas por este incidente (se dice que hasta ocho, entre simpatizantes de ETA y colaboradores), además de quienes se hallaban en el interior de los muñecos, una de ellas portadora de una cámara de vídeo.
Las cámaras de TVE, que ofrecen la señal a todo el mundo, captaron la leyenda, por lo que se pudo ver en todos los televisores. Una vez que, pocos segundos después, advirtieron el cambio de mensaje, ya no enfocaron más a los muñecos.
El percance ha puesto en el tapete el debate de la seguridad en los grandes eventos donde se concentran importantes multitudes, como es el caso. Se van a pedir responsabilidades a las fuerzas de seguridad del Estado, ya que los hay que opinan que si ETA hbiera querido romper su tregua sin previo aviso con un artentado sangriento, lo habría conseguido sin mayores problemas y con una repercusión mundial. Los tornos de las puertas y los detectores de metales del estadio olímpico no funcionaron ayer.
Salvo en los Juegos Olímpicos de Barcelona, en la que la seguridad fue impecable, en todos los grandes acontecimientos deportivos internacionales se han producido incidentes de mayor o menor importancia. En Atlanta, en una plaza pública cercana al recinto deportivo, un desconocido al que aún no se ha logrado identificar y detener colocó un artefacto explosivo que causó desperfectos y heridos ante las cámaras de televisión, que retransmitían un concierto. Pero quizás el percance de más importancia fue el que se produjo en Munich, durante los Juegos Olímpicos, cuando activistas palestinos secuestraron a los atletas judíos. El secuestro terminó con varios muertos.