MOSC+ INVADIDO POR LA POLIC-A

Según el diario La tercera,Moscú no es la misma desde el pasado lunes. Cualquiera diría que la capital rusa entró en una especie de máquina del tiempo y retrocedió más de medio siglo, exactamente hasta los tiempos en que el duro José Stalin dirigía los destinos de la ahora extinta Unión Soviética. La culpa la tiene una ola de atentados que ha dejado cerca de 300 muertos en dos semanas.
El pseudoestado de emergencia vigente hoy día ha llenado la ciudad de policías y militares en busca de más bombas y de responsables por los días de terror que vive Moscú. Las libertades no han sufrido recortes aún, pero el ambiente recuerda inevitablemente a los tiempos del «Gran Terror» estalinista, cuando las calles se llenaron de uniformados que llevaron a cabo una de las mayores purgas de la historia.
El presidente, Boris Yeltsin, ordenó el pasado lunes que las fuerzas de seguridad registraran los 30.000 inmuebles residenciales de la capital rusa, justo pocas horas después de que murieran 118 personas en un atentado contra un bloque de viviendas.
Las medidas obtuvieron r pidamente sus frutos y poco despu’s se anunci¢ la desactivaci¢n de 3,5 toneladas de explosivos a punto de explotar en el s¢tano de un edificio. Ayer mismo se hall¢ una cantidad similar de explosivos en varios garajes, «usados probablemente como punto de tr nsito, ya que sospechamos que los explosivos iban a ser repartidos en autos a destinos precisos», segon afirm¢ el portavoz policial Kirill Mazurin.
Los registros se han multiplicado entre la poblaci¢n y la polic¡a no duda en identificar a cualquier sospechoso, categor¡a en la que han sido incluidos «per se» todos los chechenos, azer¡es, daguestan¡es, georgianos y armenios, calificados todos ellos como «negros» o «bandidos» por la poblaci¢n rusa.
Las fuerzas de seguridad se han impregnado de este brote de «caucasofobia» y los integrantes de estas etnias est n siendo arrestados por decenas para su identificaci¢n. El alcalde de Mosco, Yuri Luzhkov, exigi¢ el pasado lunes la reinscripci¢n en un plazo de tres d¡as de todas las personas que est’n en la ciudad sin la «propiska» (derecho a la vivienda), y el primer ministro, Vladimir Putin, asegur¢ que se pusieron en marcha nuevas medidas «indetectables» por la gente.
Desde el gobierno ruso se asegura que las garant¡as constitucionales no ser n suspendidas, pero lo cierto es que el chauvinismo campea en Mosco. Los lemas «Un pueblo checheno por cada edificio moscovita destruido», o «Mate a un cauc sico», acu_ado por los seguidores del ultranacionalista Vladimir Zhirinovsky, son buenos ejemplos del estado de p nico que sacude a Rusia.
En medio de este caos, algunos medios comentaron ya lo «oportuna» que fue la incursi¢n de rebeldes chechenos en Daguest n hace un mes, pues el consiguiente enfrentamiento b’lico con el ej’rcito ruso distrajo la atenci¢n poblica de las supuestas irregularidades financieras del presidente y sus m s allegados. Pero ahora los temores van m s all  y el l¡der comunista Guennadi Ziuganov dijo el martes ante la Duma (C mara Baja del Parlamento ruso) que «sabemos que ciertas personas intentan instaurar el estado de emergencia en Rusia con el prop¢sito de suprimir las elecciones», previstas para diciembre de este a_o y junio del 2000.
Este recurso incluye, entre otras medidas extremas, la supresi¢n temporal de las elecciones y ya fue usado por Yeltsin en cuatro ocasiones desde 1992. El Kremlin asegur¢, no obstante, que «se har  todo lo necesario para que las elecciones se celebren en las fechas previstas», y el mismo Putin anunci¢ su intenci¢n de aislar militarmente a Chechenia, acusada de ser la cuna del terrorismo que asola Rusia, por todas sus fronteras.