Nosotras, mujeres congolesas, de todas las clases sociales, unidas a todas las personas simpatizantes, salimos hoy de nuestro silencio para denunciar la violencia y los delitos que son cometidos diariamente en nuestro país, el Congo, y en particular en la región del este.
Nosotras proclamamos nuestra preocupación por crear para nuestros hijos y para las generaciones venideras un ambiente donde puedan desarrollarse libremente. La agresión de la que nuestro país es objeto, impide el desarrollo de la más mínima estructura de educación, de instrucción, de formación y, por consiguiente, de desarrollo.
Los crímenes más abominables son cometidos contra niños, mujeres y hombres de todas las edades y todas las condiciones. En noviembre de 1999 en Mwenga (Sud Kivu), quince mujeres fueron enterradas vivas por los torturadores del RCD. Antes de arrojarlas vivas dentro de la fosa, se les introdujo en los genitales una mezcla de pimiento picante rojo. Entre las víctimas de esta barbarie figuran:
o Sra. Bitondo Lurnini Ev-dne, agricultora de la localidad de Bulinzi.
o Sra. Bukumbu, agricultora de la localidad de Ilinda.
o Sra. Kungwa AgnSs, agricultora de la localidad de Bulinzi.
o Sra. Mapendo Mutiki, agricultora de la localidad de Ilinda.
o Sra. Mbifizi Musombwa, agricultora de la localidad de Bulinzi.
o Sra. Mukoto, agricultora de la localidad de Bulinzi.
o Sra. de Mwami Kisali, agricultora de la localidad de Bulinzi.
o Sra. Nakusu Nakipimo, agricultora de la localidad de Bulinzi.
o Sra. Nyassa Kasandule, agricultora de la localidad de Ilinda.
o Sra. Safi Christine, agricultora de la localidad de Bulinzi.
o Sra. Sifa, agricultora de la localidad de Bulinzi.
o Sra. Tabu Wakenge, agricultora de la localidad de Bulinzi.
… y otras aon no identificadas.
Estas masacres, de una extrema y gratuita crueldad, han sido perpetradas bajo la orden del comandante Frank Kasereka, del Rassemblement Congolais pour la D’mocratie (RCD, Uni¢n congolesa por la democracia), sobre pac¡ficas e inocentes madres de familia.
Otros testimonios dan cuenta de suplicios abominables: v¡ctimas que fueron obligadas a mantener la cabeza sumergida en agua hasta la muerte; agresores que escupieron, defecaron y orinaron en la boca de las v¡ctimas; hombres que fueron obligados a tragar excrementos; violaciones de ni_os delante de sus padres; v¡ctimas que fueron obligadas a caminar desnudas ante un gran poblico; padres que fueron forzados a tener relaciones sexuales con sus hijas, madres con hijos, hermanos con hermanas; mujeres embarazadas que fueron destripadas.
Todos estos abusos cometidos contra seres humanos, y todo el desasosiego que estos acarrean, no les pueden ser indiferentes a otros seres humanos porque la verg_enza que estos producen deshonra a toda la humanidad.
Como ciudadanas del Congo y como madres y educadoras de las generaciones venideras, nos rebelamos contra las agresiones que sufre nuestro pa¡s y pedimos a toda persona de buena voluntad que ostente el poder, a la Federaci¢n Internacional de Derechos Humanos, a la Liga de Derechos Humanos, a los organismos nacionales e internacionales, a las naciones que se dicen amigas del Congo y a los congoleses, que presionen a los agresores a fin de que abandonen inmediatamente, y sin condiciones, el territorio congol’s, para que finalmente podamos instaurar la PAZ.
Sin la paz, sin la unidad nacional, todo proyecto de reconstrucci¢n del pa¡s, de la educaci¢n y de la formaci¢n de j¢venes es inotil. Es fundamental que la Federaci¢n Internacional de Derechos Humanos y la Liga de Derechos Humanos env¡en comisiones para investigar estos delitos y los denuncien ante el Tribunal Penal Internacional.
Nosotras gritamos alto y fuerte: «¥basta!». Denunciamos las masacres de Makobola, Kasiya, Walungu, Chiunga, Uvira. Nos levantamos contra los asesinos, los violadores y verdugos.
Los hombres, mujeres y ni_os congoleses, llenos de coraje, fueron detenidos en su impulso de reconstrucci¢n de esta joven naci¢n, a causa de la ocupaci¢n injusta de su pa¡s, por las armadas ugandesas, rwandesas y burundesas que paralizan todos sus esfuerzos. A fin de que cese esta verg_enza, a fin de impedir que las guerrillas sigan perjudic ndonos, nosotras, mujeres congolesas, invitamos a todo el pueblo congol’s y a toda persona simpatizante a gritar:
KAYOLO-KATSHAKA, Emma
Rue Charles Jaumotte 44
1300 Limal
NZUJI, Madiya Cl’mentine
Avenue des Clos 30
1348 Louvain-la-Neuve
MUDERHWA, Marie
Avenue de la Cigogne 6
1300 Limal BASHIZI, Lembo Chantal Chauss’e de Huy 30 1300 Wavre