Los incidentes han causado ya 40 muertos, en su mayoría palestinos.
La protesta de los palestinos se ha cobrado otros cuatro muertos en las últimas horas. La «Intifada» con la que la población árabe responde a la represión israelí en Jerusalén, ha dejado ya 40 muertos, en su mayoría palestinos, y entre ellos, varios niños.
Los sucesos se originaron cuando el pasado jueves, Ariel Sharon, dirigente del partido Likud, de la derecha nacionalista israelí, visitó un lugar Santo del Islam. La presencia de Sharon en la Explanada de las Mezquitas, fue considerada una provocación por los palestinos. En ese momento se produjeron graves incidentes entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
Al siguiente día, cuando más de 20 mil fieles musulmanes se congregaban para la plegaria de los viernes, el ejército israelí inició el desalojo de la Explanada.
Primero utilizó gases y porras, pero finalmente se hicieron disparos con fusiles automáticos. Los palestinos, en su mayor¡a j¢venes de entre 15 y 25 a_os, lanzaban piedras y palos.
Los sucesos no hicieron m s que desatar la ira contenida de los palestinos y las manifestaciones de protesta se extendieron a Nablos, Ramala, Netzarim y otras ciudades de Gaza y Cisjordania.
Mientras el gobierno israel¡ acusa a la Autoridad Palestina por la violencia, Arafat puede tener reales dificultades para detener una protesta que tiene una ra¡z y causas tan profundas en su pueblo. La actitud de Sharon de visitar el lugar santo del Islam, parece una maniobra calculada para dinamitar el proceso de paz.
Un c mara de televisi¢n film¢ la secuencia en la que un padre parapetado a medias tras una gran piedra protege a su hijo. En medio de los disparos Jamal grita a los soldados israel¡es que no disparen, que est desarmado y con ‘l se encuentra su peque_o Rami. Las im genes difundidas por todos los noticieros europeos, muestran como a pesar de los gestos desesperados las balas derriban al peque_o. Otros impactos dan en el padre, quien alcanza a mirar a su hijo muerto y se derrumba tambi’n por la pared que le sostiene.
Aunque la dram tica historia de Jamal y Rami, sea apenas un trozo de la brutalidad y la desproporci¢n de medios utilizada por el Ej’rcito israel¡, ha servido para conmover e indignar a gran parte de la opini¢n poblica europea.
De inmediato las canciller¡as del Viejo Continente iniciaron gestiones para detener la violencia e intentar reanudar las negociaciones de paz. Pero ser dif¡cil detener las protestas que se han extendido a las propias ciudades israel¡es, donde miles de rabes han salido a las calles.
Hay mucha historia de odios y atropellos que actoa como combustible en esta nueva crisis: Ariel Sharon, el viejo l¡der derechista, es recordado como responsable de la matanza de los a_os 80 en los campos de refugiados de Sabra y Shatila, donde fueron masacrados miles de palestinos indefensos, incluyendo mujeres, viejos y ni_os.
Por su parte, la Liga -rabe, reunida de urgencia, emiti¢ un en’rgico comunicado en el que exige que sean juzgados los oficiales israel¡es que ordenaron lo que califican de «matanza» y «carnicer¡a» de los palestinos.
La resoluci¢n fue aprobada por unanimidad, incluso con el apoyo de los sectores m s conciliadores. La sesi¢n se desarroll¢ en medio de un ambiente tenso y emotivo. La organizaci¢n de los pa¡ses rabes afirma que Jerusal’n es una parte indivisible de los territorios ocupados por Israel. La Liga pide que de acuerdo con las resoluciones de las Naciones Unidas, Jerusal’n sea devuelta a los palestinos.
Todo parece indicar que la «visita» de Sharon a la zona de las Mezquitas, fue una calculada operaci¢n de la derecha nacionalista para encender nuevamente el conflicto. Ha sido la t ctica recurrente de los colonos y fundamentalistas israel¡es cada vez que la paz estaba pr¢xima. (Mu/QR/Mt-Pno/Amr/ap)
Carlos Iquinandi Castro