157
Ajmad Kadyrov, presidente checheno, que fue asesinado ayer junto a 30 allegados, había ganado unas elecciones controladas por tropas ocupantes. Los principales partidos boicotearon esos comicios y en Chechenia hay un gobierno separatista paralelo, así como mucho apoyo popular para grupos armados antirusos. Para varios nacionalistas chechenos, Kadyrov era un títere o un Sánchez Cerro (también asesinado en un palco ante un evento de masas). Hay quienes quieren ver tras ese magnicidio la mano de Al Qaeda, cuya prédica es minoritaria en Chechenia. Putin volverá a tratar de querer fortalecerse en Rusia diciendo que se necesita más gobierno fuerte para aplastar la plaga «terrorista chechena».
Isaac Bigio
Analista Internacional