Ayer unos 200 independentistas chechenos quemaron el ministerio del interior de la vecina república rusa de Ingushetia matando a su responsable y medio centenar de uniformados. Ese operativo que ha mostrado la osadía separatista.
Rusia tiene una doble política en el Cáucaso. En la vecina Georgia sus tropas protegen repúblicas musulmanas autonomistas. Mas, en su propio territorio se niegan a conceder la autodeterminación a sus propias naciones mahometanas. Temen que aceptar la independencia chechena alentaría nuevas fragmentaciones y desestabilizaría la ruta del gasoducto caucásico.
Putin volverá a responder con mano dura. Antes arrasó la capital chechena (Grozny) produciendo 30,000 muertos y no dudó en lanzar gases mortales sobre un teatro moscovita para matar no solo a un puñado de secuestradores sino a decenas de rehenes rusos.
Isaac Bigio
Analista Internacional