Para Gorbachov, esta decisión es un “sinsentido” que afecta a la Constitución y ha lamentado que no se tenga en cuenta al Tribunal Constitucional de su país para adoptar una medida de tal envergadura. “La gente tiene más confianza en los representantes elegidos directamente” ha dicho Gorbachov a la par que acusaba a Putin de cambiar las reglas del juego. “En Rusia todavía no tenemos partidos políticos lo suficientemente desarrollados para instaurar un sistema de listas. Necesitamos leyes que creen las condiciones para que los partidos puedan funcionar. No se trata de crearlos desde arriba, artificialmente”, ha declarado. “Esta decisión conlleva más inconvenientes que ventajas. No es una vía oportuna porque el régimen recorta los derechos y libertades de los ciudadanos”, ha añadido.
Mucho más comprensivo se ha mostrado Gorbachov con Putin cuando ha abordado la problemática de Chechenia. En su opinión, la estrategia del presidente ruso para solucionar el conflicto planteado por la república caucásica es el adecuado. “Putin está acertando y le respaldo totalmente. Hay un proceso de reconstrucción en marcha y la única vía es la política. Tampoco hubieron tantos errores en las últimas elecciones en Chechenia. Sus habitantes elegieron a su presidente con un 80 por ciento de participación”, ha subrayado para señalar a continuación que “la gente en Chechenia está cansada y quiere la paz” y reprochar el papel del líder independentista Masjadev, a quien ha acusado de tener las manos “manchadas de sangre”. “Con él, Putin no puede negociar, pero sí con cualquier otro”, ha remarcado.
Gorbachov ha insistido en que Chechenia debe formar parte de Rusia con un Estatuto de Autonomía “especial” y ha apuntado una supuesta prepotencia de la administración norteamericana ante este conflicto. “Nuestros amigos norteamericanos exigen una “solución fácil” porque tienen el 50 por ciento del poderío militar mundial”, ha afirmado para sostener con contundencia que una hipotética independencia de Chechenia podría conllevar el riesgo de la proclamación en el Cáucaso de un estado islámico que arrastrara a las otras repúblicas de la zona a una dinámica de consecuencias impredecibles. “Hay que actuar con responsabilidad”, ha reclamado Gorbachov. Tras acusar a Boris Yeltsin, su encarnizado rival político, de provocar este conflicto en 1994 con una “guerra insensata producto de su falta de paciencia para tratar el problema políticamente”, Gorbachov ha abogado por abordar la raíz del terrorismo y su caldo de cultivo, “la pobreza y el retraso”. “La violencia no sirve de nada”, ha sentenciado.