Sin embargo, los tres pilares fundacionales de Naciones Unidas siguen vigentes: la paz, los derechos humanos y el desarrollo de los pueblos. Para Ocampo, la ONU debe seguir siendo el foro legítimo de conexión entre los gobiernos y la sociedad civil, pero debe vencer dos obstáculos, que son la fragmentación entre agencias y organismos y la falta de control por parte de los ciudadanos para exigir el cumplimiento de los acuerdos.
Federico Mayor Zaragoza, presidente de la Fundación para una Cultura de Paz, ha expresado la voluntad de las instituciones internacionales de acometer reformas y adaptarse a un mundo que ha cambiado. Ha retado a estas instituciones a no retraerse por falta de valentía, afirmando que él no desearía que su nieto le reprochara «que no se atrevieron» cuando estaban a tiempo. Mayor Zaragoza ha recordado que la ONU se fundó con gran esperanza, pero con el tiempo se ha ido perdiendo el ímpetu inicial. Por eso ha pedido unas Naciones Unidas refundadas, que mantengan sus misiones, pero que ganen en transparencia y equidad. Afirma que es necesario reforzar la institución, modificando las estructuras; pero en cuanto a las ideas que la sostienen «no hay que tocar ni una coma».
Como colofón al Diálogo, Federico Mayor Zaragoza ha concluido que los temas tratados en el debate «no son protestas, sino propuestas hechas a tiempo para lograr ese otro mundo posible».