La inmensa mayoría de los embalses españoles fueron construidos durante los dos períodos dictatoriales del siglo XX: entre 1923 y 1929 bajo el Directorio militar de Primo de Rivera, pero sobre todo, entre 1939 y 1975 bajo la égida franquista («Paco Rana», apodaban al general Franco por su afición a inaugurar pantanos).
El trazado de los canales de distribución hidráulica para regadío es el mismo que diseñaran los ingenieros del califa Abderramán III, hace mil años. En algunos lugares (como la isla de Mallorca) los acueductos son exactamente los mismos de la época califal (piedra viva picada al descubierto). Las «modernas» canalizaciones de regiones como Andalucía, Extremadura o Castilla-La Mancha se hallan en tan mal estado que se pierde un cuarenta por ciento del agua por ellas conducida que, por cierto, recorre las mismas curvas y rodea las mismas colinas que en la época árabe y además, a la luz de un sol veraniego que supera fácilmente los cuarenta grados a la sombra.
Todav¡a se practican sistemas tan rudimentarios de riego como la inundaci¢n, en el cultivo de frutales murcianos, o el riego a manta en las vegas granadinas, y s¢lo en una minoscula proporci¢n se aplican el riego por goteo o resudaci¢n. Las inversiones necesarias para implantar estos oltimos precisan no s¢lo dinero sino garant¡as de suministro constante de agua, lo que no todos los sindicatos de regantes pueden asegurar.
Mantener la producci¢n de cultivos de regad¡os ha supuesto en muchos casos el agotamiento de acu¡feros por sobreexplotaci¢n como, sobre todo en Murcia y Castilla-La Mancha, o en otros casos la salinizaci¢n de la capa fre tica como est ocurriendo en la franja costera andaluza.
En regiones como Arag¢n, atravesada por el Ebro, el r¡o m s caudaloso de Espa_a, s¢lo una m¡nima parte de explotaciones, las m s cercanas a la ribera fluvial, disponen de regad¡o y la inmensa mayor¡a de las reas rurales quedaron totalmente despobladas en los a_os 60 al no poder ofrecer en el mercado productos competitivos contra la agricultura de regad¡o. Entretanto, las regiones vecinas aspiran al trasvase de las aguas del Ebro para implementar sus respectivas agriculturas.
Humedales como las marismas del Guadalquivir (de las que depende el Parque Nacional de Do_ana, declarado por la UNESCO refugio de la biosfera), el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (extenso biotopo palustre de Ciudad Real), el Parque Natural de la Albufera (mar interior de Valencia) y otros importantes ecosistemas acu ticos de Espa_a se hallan en peligro por la feroz competencia de la agricultura productivista que, por cierto, no tiene ninguna cabida en las nuevas directrices de la Pol¡tica Agraria Comon (PAC) de la Uni¢n Europea (UE).
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