El pasado 15 de enero nació un banco gigantesco, el BSCH, con la primera fusión habida en Europa tras la implantación del euro. El Banco de Santander Central Hispanoamericano se ha convertido en el primer grupo bancario español, con diez millones de clientes, y uno de los primeros en la Europa de la llamada "zona euro". Las cifras del nuevo "megabanco" español marean, pues tiene casi 8.700 oficinas repartidas por el mundo (6.455 en España) y una plantilla de más de 106.000 personas (50.000 en nuestro país), aunque será reducida en breve. En cuanto al peso específico de la entidad en territorio español, el nuevo BSCH controla el 19 por ciento del conjunto de la inversión de las entidades de crédito, el 18 por ciento de los depósitos de nuestro sistema financiero y cerca del 23 por ciento del patrimonio de los fondos de inversión, y su valor en el mercado supera los cinco billones de pesetas.
Pero la unión entre el Banco de Santander y el Banco Central Hispanoamericano también ha dado lugar al nacimiento del segundo gran grupo de las telecomunicaciones en España, después de la omnipresente y todopoderosa Telefónica. El BSCH es el primer accionista de la cadena privada de televisión Antena 3 y tiene importantes participaciones en empresas de comunicación y operadores de telefonía rivales, como lo son Airtel, Telefónica, Retevisión, Uni2, Cableuropa, Gestora de Medios Audiovisuales de Fútbol y Audiovisual Sport.
En concreto, el BSCH concentra ahora mismo en su poder más de un 15 por ciento de las acciones del operador telefónico Airtel (14,9 del BCH; 0,09 del Santander, más un 0,98 % a través de Unión Fenosa); más del 7,5 % de Retevisión (siete por ciento del BCH, más el 1,63 % a través de Unión Fenosa), participación que quiere ampliar hasta un 30 por ciento; casi un 40 por ciento en Cableuropa (30 % del Santander, más 9,9 % del BCH), sociedad que, a su vez, participa en el operador telefónico Uni2 (donde el Santander controla, además, el 30 % de las acciones); un tres por ciento de Telefónica (a través del Banco de Santander); un dos por ciento de Gestora de Medios Audiovisuales de Fútbol, sociedad que a su vez cuenta con un 40 % de las participaciones de Audiovisual Sport, la empresa que explota los derechos de retransmisión de los partidos de fútbol de la liga española por televisión. Asimismo, el BSCH tiene participaciones indirectamente en CyC, un operador telefónico de Madrid controlado por las eléctricas Endesa y Unión Fenosa, donde el "megabanco" posee un 12,1 por ciento de las acciones a través del BCH.
La nueva entidad bancaria controla también, directamente, un 29,66 por ciento de las acciones en la cadena privada Antena 3 Televisión (10, 42 % del Santander y 19,22 % del BCH a través de la sociedad Macame). Indirectamente, tiene otro 0,7 por ciento de participaciones, ya que el Santander posee un tres por ciento de acciones de Telefónica y ésta, a su vez, controla el 22,5 por ciento de dicha cadena, a través de Telefónica Media. Algunos medios de prensa, radio y televisión han dado equivocadamente la noticia de que el BSCH posee el 38 por ciento de esta televisión privada, al sumar por error el 10,42 por ciento que Banesto ¾ absorbido por el Banco de Santander¾ poseía en la cadena, a través de sus sociedades Invacor (5,4 %) y Corpoban (3,6 %). Pero dicha participación de Banesto ya fue vendida en su día a terceros.
En el mismo acto en el que Emilio Botín (presidente del Banco de Santander) y José María Amusátegui (presidente del Banco Central Hispanoamericano) sorprendían al personal y revolucionaban el panorama económico español con el anuncio de su fusión, Amusátegui señaló que el BSCH se considera "un transeúnte" en esta cadena privada de TV. Según algunas fuentes, sólo el 13 por ciento de dichas acciones tienen carácter estratégico. Lo que ninguno de los dos copresidentes del nuevo banco han aclarado hasta el momento, y ya han pasado dos meses desde el anuncio de la fusión, es qué van ha hacer ahora con ese 16,66 por ciento restante de participaciones accionariales que, al parecer, no les interesa. Posiblemente no lo sepan, porque con el aglutinamiento de acciones en diferentes empresas rivales del sector de las comunicaciones, tendrán que hacer verdaderos "encajes de bolillos" dependiendo de la evolución de todas ellas y de lo que marque la ley en cada caso. Una ley cuyos límites el nuevo grupo bancario roza en ocasiones.
Por ejemplo, el BSCH controla directamente un siete por ciento de las acciones de Retevisión, más un 1,63 % indirectamente (a través de la titularidad del BCH del 12,1 % de las acciones de Unión Fenosa, que a su vez controla el 13,5 por ciento de este operador telefónico). Si Retevisión obtiene la licencia que ha solicitado para explotar el servicio de televisión digital terrenal en España, lo cual es más que probable, el BSCH tendría forzosamente que vender las participaciones del BCH en el operador, porque la Ley de Televisión Privada española prohibe taxativamente que una compañía tenga simultáneamente acciones en dos cadenas privadas de televisión. Pero el Banco Central Hispanoamericano no sólo no quiere vender, sino que ha dicho en reiteradas ocasiones que lo que pretende es ampliar esta participación en Retevisión tan pronto como le sea posible. De hecho, el BCH presentó el pasado mes de diciembre una opción de compra sobre el paquete del 30 % de este operador que el Gobierno quiere privatizar. El BCH hizo esta oferta junto con sus socias energéticas Endesa y Unión Fenosa, y son los únicos que optan a hacerse, conjuntamente, con esta parte de la sociedad cuando sea privatizada.
Bruselas vigila
La pregunta que se plantea ante este panorama es cómo va a compatibilizar el BSCH su participación en la televisión digital de Retevisión y, simultáneamente, el mantenimiento de al menos ese 13 por ciento que Botín y Amusátegui consideran "estratégico" en Antena 3 TV, cuando la Ley de Televisiones Privadas prohibe su estancia en dos televisiones al mismo tiempo.
En julio de 1997 el Banco de Santander y el Banco Central Hispanoamericano ampliaron sus respectivas participaciones en Antena 3 TV, coincidiendo con la entrada en la cadena privada de Telefónica, que entonces pasó a controlarla con el 22,5 por ciento de sus acciones. La Ley de Televisiones Privadas prohibía, en aquellos momentos, que un solo accionista pudiera tener a través de cualquier vía más de un 25 por ciento de una cadena de TV. En dicha operación, Telefónica se comprometió a adquirir al Santander y al BCH sus respectivas participaciones tan pronto como fuese legalmente posible. Ese momento ha llegado ya, pues la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos Generales del Estado para 1999 permite una ampliación de este tope máximo del 25 por ciento, hasta un 49 por ciento de participación de un solo accionista en una TV privada, medida que en su día fue fuertemente contestada por la oposición al Gobierno del Partido Popular. Por lo tanto, ahora sí que es legalmente posible que la empresa que preside Juan Villalonga (amigo personal del presidente del Gobierno español, José María Aznar) adquiera ese 16,6 por ciento "sobrante" (no estratégico) de las acciones del BSCH en Antena 3 TV, y todavía podría comprar más si quisiera, hasta llegar al nuevo tope del 49 por ciento.
Pero la participación empresarial en Antena 3 TV es más que apetitosa. La cadena es la primera televisión privada en España, con un share medio del 23 por ciento de toda la audiencia, lo que representa casi nueve millones de telespectadores de todas las edades, y casi 32 millones de televidentes de menos de 65 años, según fuentes de la propia cadena.
Esta amalagama accionarial del BSCH en el sector de las comunicaciones ha provocado que el comisario europeo para la Defensa de la Competencia, el socialista belga Karel Van Miert, haya dado ya la voz de alarma sobre el peligro que supone la concentración de acciones de varias empresas rivales de un sector en unas solas manos. A tan sólo 24 horas del anuncio de la fusión, Van Miert dijo que la llegada del euro "no puede ser excusa para que se formen nuevos oligopolios nacionales". El comisario europeo para la Defensa de la Competencia en la UE rechaza el argumento de que ya no hay mercados por países, sino un gran "mercado único" (la Unión Europea), pues en la práctica los consumidores y usuarios no pueden acceder aún a las ofertas de productos y servicios europeos con la misma facilidad con la que llegan a los mercados nacionales. "Hay que seguir midiendo si hay libre competencia analizando la situación en cada país. Nos tememos que con la llegada del euro nos quieran meter muchos goles con la excusa de que es necesario formar grandes grupos", ha dicho. Precisamente la llegada del euro y el mercado único fueron los dos pilares básicos de la explicación que Emilio Botín y José María Amusátegui dieron a la fusión de sus dos bancos.