Los 12 años en la montaña junto a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) no le han quitado sus ademanes de alto ejecutivo financiero. Quienes lo conocen aseguran que tiene los mejores modales de la guerrilla, y que, por su pretensión, nunca se saca el gorro para no dejar ver su calvicie. Simón Trinidad -como es el nombre de combate de Ricardo Palmera (50)- asegura, que tras dejar la gerencia de un banco de la ciudad de Valledupar volvió a nacer.
Era 1987, Palmera llevaba cinco años trabajando como gerente de un banco. Bien pagado, con dos hijos y un feliz matrimonio, el prestigioso economista vivía una doble vida. Todos los días, después de aprobar millonarios créditos o asistir a reuniones sociales, partía a trabajar con la insurgencia.
Hasta que, finalmente, se enroló con la guerrilla. Pasó de una amplia casa a una hamaca en la selva, y debió dejar de ver para siempre a su esposa Margarita y a sus dos pequeños hijos. Ahora su compañera es la comandante Lucero, de s¢lo 25 a_os. M s de una d’cada despu’s de su decisi¢n de comenzar a luchar con un fusil AK-47, Sim¢n Trinidad convers¢ telef¢nicamente con La Tercera desde San Vicente del Cagu n,capital de la zona desmilitarizada acordada entre las Farc y el gobierno colombiano.
– ¨C¢mo fue su primer contacto con los grupos insurgentes?
– Mientras estudiaba Econom¡a en la Universidad de Bogot a principios de los ’60 comenc’ a acercarme a las Juventudes Comunistas y a las Juventudes Patri¢ticas de Colombia, pero me rechazaron por mi extracci¢n social. Mantuve tambi’n contactos con grupos guerrilleros como los M-19,a los que encontr’ muy locos y liberales y con el ELN (Ej’rcito de Liberaci¢n Nacional) que, en mi opini¢n, eran muy herm’ticos.
-¨Por qu’ decidi¢ sumarse a las Farc y en qu’ consist¡an sus primeras funciones?
– En 1982, cuando llevaba 10 a_os ejerciendo la docencia universitaria como economista, decid¡ junto a unos compa_eros acercarme a las Farc. Especialmente, porque me parecieron la organizaci¢n m s seria y responsable. Continu’ con mis tareas universitarias realizando labores log¡sticas y de propaganda en distintos sectores poblacionales… A veces trasladaba en mi auto armamento y guerrilleros, mientras me escond¡a en una vida de ricos.
– +Fue muy duro?
– Si claro. Fue un cambio brutal. Cambi¢ toda mi vida, pero era la onica decisi¢n que pod¡a tomar. Si me hubiera quedado en Valledupar me hubieran asesinado. Al irme con las Farc prolongu’ m s a_os mi vida.
En 1979, Sim¢n Trinidad cay¢ preso en Valledupar. M s all del esc ndalo que se arm¢ en la ciudad, fue ese el punto de no retorno en su camino «hacia el monte», como se refieren los colombianos cuando alguien se va con la guerrilla. Pas¢ varias semanas en una c rcel de Barranquilla, y tras duros interrogatorios y torturas, decidi¢ dejarlo todo.
-+Y c¢mo es que abandon¢ a su familia y un puesto como gerente de un banco para vestir de guerrillero y cargar un fusil?
– Renunci’ a la libertad de la actividad acad’mica precisamente despu’s de que me capturaron. Circunstancialmente acept’ por cinco a_os el trabajo en el banco para «cubrirme» de las sospechas que los servicios de inteligencia ten¡an contra m¡, y colaborar de mejor modo con la guerrilla. Pero los compa_eros que estaban a mi lado comenzaron a caer y mi situaci¢n se hac¡a cada vez m s complicada. Convers’ con mi esposa,con quien manten¡a un matrimonio perfecto y decidimos que cuando yo partiera al monte, ella y los ni_os se ir¡an fuera del pa¡s.
Actualmente sus dos hijos, de 20 y 23 a_os, est n radicados en Europa,mientras su ex esposa, Margarita, est «felizmente casada con un chileno». Si bien la mayor parte del tiempo Sim¢n est internado en la selva a cargo del Bloque Caribe de las Farc, el tercero m s importante de su organizaci¢n militar, se las arregla para tomar contacto con su familia.
– ¨Cree que puede alcanzarse la paz a trav’s de las negociaciones con el gobierno y que la v¡a armada es el camino?
– Si hay verdadera voluntad pol¡tica de parte del Estado, habr una soluci¢n a la guerra civil sufre Colombia. Pero la oligarqu¡a, el imperialismo y la clase dominante no lo permiten. Nosotros nos vimos obligados a optar por la v¡a armada. El gobierno nos impuso esta guerra y no negamos ninguna forma de lucha que nos sirva para la toma del poder y la construcci¢n de un nuevo Estado en Colombia.