A Olimpia de Gouges no se le puede arrebatar el título de la primera en haberse jugado por los derechos de las mujeres. Forjada en las luchas callejeras de la Revolución Francesa, su Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, de 1791, signa el inicio de una amplia historia protagonizada por millones de mujeres en otros ámbitos y en otros tiempos.
«La mujer nace libre y tiene los mismos derechos que el hombre». Así se inicia la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. Cargada hoy de 206 años de luchas, la frase necesita ser repetida en muchos países y entre muchos grupos étnicos y sociales.
Olimpia de Gouges no admitió que la proclama fundamental de la Revolución francesa, la Declaración de los Derechos del hombre y del Ciudadano (1793), no reflejara la presencia decisiva de las mujeres en la lucha por hacer realidad aquel principio de «libertad, igualdad y fraternidad», y decidió replicarla con su propia declaración.
Olimpia solicitó a la Asamblea Constituyente y a la Convenci¢n instaladas en Par¡s, los derechos de las mujeres de participar en pol¡tica. De all¡ su Declaraci¢n. Y entonces, «Si la mujer tiene derechos a subir al pat¡bulo, tambi’n tiene derecho de subir a la tribuna».
Le cobraron cara su osad¡a. Dos a_os despu’s en 1793, acusada por sus propios compa_eros revolucionarios de ser «una conspiradora que hab¡a abandonado las virtudes propias de su sexo» la guillotinaron igual que a Madame Roland, aquella que con su frase final desnud¢ los excesos de aquellos conspicuos hombres de la Revoluci¢n Francesa «Libertas, «¥cu ntos cr¡menes se cometen en tu nombre!».
OLIMPIA DE GOUGES: MORIR POR LA DIGNIDAD DE LA MUJER
232