El hasta ahora presidente de Paraguay, Raúl Cubas, ha dimitido pocas horas antes de enfrentarse a un juicio político por su presunta implicación en el asesinado de su vicepresidente, Luis María Argaña, con el que estaba enfrentado políticamente. En una alocución televisada a todo el país, Cubas ha defendido «la limpieza» de su gestión y ha manifestado que deja el cargo como consecuencia de «una conspiración» y que o está dispuesto a «ordenar a las Fuerzas Armadas disparar contra el pueblo». Pero lo cierto es que su destitución era casi segura no sólo por la más que previsible responsabilidad que presumiblemente tiene por el crimen a balazos de Argaña, sino por la forma en que ha gobernado y por el hecho de que tan sólo al cabo de una semana de haber llegado al poder ordenó la excarcelación de su mentor político y amigo, Lino César Oviedo, el cual estaba condenado a diez años de prisión por haber intentado dar un golpe de Estado contra el Gobierno anterior. Oviedo sólo había cumplido ocho meses de esta condena.
Cubas le comunicó a Oviedo su dimisión unos minutos después de haberlo hecho ante los responsables del Senado. El golpista Oviedo cogió a su familia y dispuso una avioneta para huir del país, dado que el que sería nuevo presidente de Paraguay, que en esos momentos era todavía el presidente del Senado, Luis Angel González Macchi, sustituiría a Cubas al cabo de unas horas. González Macchi era partidario del asesinado vicepresidente Argaña y uno de los principales opositores polñíticos de Cubas y de Oviedo. Argentina, Brasil o Uruguay podían ser, en esos momentos, el destino de Oviedo y su familia. La avioneta en que abandonó el país partió con rumbo desconocido. Al parecer, los huidos trataron de entrar en Uruguay y Brasil, que le denegaron el permiso, con lo que terminó aterrizando en el aeropuerto de Buenos Aires, donde nada más bajar de la avioneta fue detenido por las autoridades.
Argaña, héroe nacional
Luis Angel González Macchi ha jurado ya como presidente de Paraguay. En una alocución al país, ha declarado héroes nacionales tanto al asesinado vicepresidente Luis María Argaña como a los cuatro manifestantes fallecidos (tres de ellos, adolescentes) por los disparos de francotiradores apostados en el edificio del Senado, y que actuaban impunemente contra la población que pedía a las puerta de la Cámara la destitución inmediata de Cubas.
González Macchi tiene ahora dos posibilidades: o convocar elecciones generales, o quedarse como presidente y convocar sólo elecciones para elegir un nuevo vicepresidente. Por lo pronto, el peligro de que se produzca una nueva intentona golpista por parte del Ejército parece alejarse, ya que, una vez detenido Lino César Oviedo, las principales unidades militares del país han proclamado su fidelidad al nuevo presidente del país.
A estas horas, la mayoría de la población uruguaya festeja la destitución de Raúl Cubas y el apresamiento de Lino Oviedo, si bien ambos aún cuentan con muchos partidarios.