"A mi esposa y a mi hija no les gustaba mucho al comienzo, pero ahora odiaríamos tener que deshacernos de él", ha dicho a The Wall Street Journal Kent Witte, un abogado que compró un BioLet para su casa de vacaciones en Columbus, Indiana. Algunas veces al año, Witte se pone guantes de goma, mete las manos en la taza del baño y saca desperdicios secos, convertidos en abono, que después arroja.
Según el fabricante, BioLet Composting Toilets Inc., los microorganismos convierten cerca de 45 kilos de desecho humano en 2,25 kilos de abono. El desecho se seca con un ventilador que se activa automáticamente cuando una persona se sienta. "No se produce ningún olor", dice Witte refiriéndose al inodoro (que, como la propia palabra indica, significa "sin olor", aunque esto sea más que discutible…) que se vende entre mil y dos mil dólares (de 140.000 a 300.000 pesetas, nada menos).
En los últimos años, han aparecido en el mercado nuevos artículos y materiales que ofrecen causar un mínimo daño a la tierra y a la salud del usuario. Estos son algunos de los productos apropiados para el dueño de casa ecologista:
Pintura Natural: la pintura fabricada a base de leche o de plantas se usó durante cientos de años antes de que surgieran los disolventes químicos. En estos momentos, goza de una renovada popularidad entre la gente que rechaza los químicos y emanaciones de las pinturas modernas, según cuenta Kathleen DiNatale, portavoz de EcoDesign Co., compañía de Nuevo México que vende pinturas naturales de marca BioShield. Aunque DiNatale no denomina sus productos como "orgánicos", las pinturas, disolventes y ceras de la compañía provienen exclusivamente de fuentes como resina de árboles, cera de abejas y arcilla.
Las pinturas y los pigmentos naturales no tienen la gama de colores de las pinturas tradicionales, y tienden hacia el marrón pálido, el rosa y el azul, en vez de tonos primarios. Además, son más caras que la pintura corriente.
Refrigerador solar: SunFrost, una empresa de California, produce un refrigerador solar que no necesita una fuente externa de electricidad y que tampoco produce ese molesto ruido que es común en las neveras. Además, tiene el compresor arriba, en vez de abajo de la unidad, por lo que también ayuda a enfriar la cocina. "No le veo ningún defecto a este refrigerador", dice Ken Haggard, arquitecto que instaló un refrigerador solar de gran tamaño en su casa y oficina en San Luis Obispo, California.
Larry Schussler, presidente de Sun Frost, dice que ya ha vendido 6.000 refrigeradores solares desde que inventó el modelo, hace trece años.
Pero existe un pequeño problema con el mal tiempo: varios días nublados podrían hacer que el helado se derrita.