Poniendo el acento en el devenir del riesgo país, el medidor que cotidianamente elabora la banca JP Morgan. Cuando sobre el mediodía argentino ese indicador se situaba en los 2344 puntos básicos, producto del respaldo brindado por los banqueros argentinos al paquete de medidas anunciado, el pasado jueves 1, por el Jefe de Estado, en los pasillos de la Casa de Gobierno los hombres del Presidente respiraron aliviados. Dos de las principales calificadoras de riesgo, Fitch y Standard & PoorÆs (S&P)pusieron en alerta a los inversores acerca del canje de deuda expuesto entre las medidas económicas de la pasada semana. Ambas coincidieron en el vocablo que más enfada a los funcionarios: el «default» o la cesación de pagos que acarrearía la reestructuración voluntaria dispuesta por la administración local. Degradaciones que derrumbaron el castillo de naipes armado por las mentes grises que gobiernan el país desde hace poco menos de 23 meses.
En su reporte de prensa, Fitch señaló «que en base a la información disponible, el canje de deuda propuesto, el cual est dirigido a los inversores locales argentinos, constituye un cambio bajo stress y por lo tanto un evento de default».
Tras ello, a_ade la agencia que, la calificaci¢n soberana de largo plazo en divisa extranjera y moneda local «ha sido bajada a ‘C'» lo cual indica una entrada inminente en la cesaci¢n de pagos, permaneciendo ambas notas en perspectivas negativas. Indicando que ni bien se concrete el canje de los t¡tulos de la deuda por los sustitutos «la calificaci¢n de emisiones de Argentina ser bajada a default».
No obstante, Fitch reconoce que en el corto plazo, los t¡tulos que no fueran incluidos en la ingenier¡a del canje «no se encontrar t’cnicamente bajo default y permanecer en el nivel de ‘CC'», dos pelda_os antes de la cesaci¢n de pagos.
Si bien el canje de la deuda est descripto como voluntario, resalta el informe de la calificadora que «los anuncios poblicos de funcionarios argentinos pueden implicar que en ausencia de tal canje, es probable que la deuda poblica en manos de los inversores dom’sticos no cumpla con sus servicios», con lo cual a los inversionistas no les queda otra salida que participar, forzosamente, del canje.
Incluso, los t’rminos de los nuevos instrumentos (un pr’stamo a cambio de rescatar los t¡tulos viejos) son de menor cuant¡a a los de la deuda existente. El plazo de esos instrumentos se extender por 36 meses para los t¡tulos de la deuda que tienen vencimiento antes de 2010.
Al ser garantidos esos pr’stamos con recursos que provengan de la recaudaci¢n tributaria, que dicho sea de paso disminuye mes a mes, «no es en la opini¢n de Fitch, suficiente para compensar a los inversores por este cambio en las condiciones».
Por su parte, S&P rebaj¢ la deuda soberana, de largo plazo, en pesos y en moneda extranjera hasta «DS (‘default’ selectivo) desde la nota «CC-«, indicando que la cesaci¢n de pagos afectara a alguna de las obligaciones.
«Cuando el Gobierno publique la lista completa de los t¡tulos elegidos para el canje ofrecido, S&P deber rebajar sus calificaciones, a largo plazo, en moneda local y en divisas extranjeras a ‘D’ («default») desde la actual ‘CC-‘», subraya el reporte de la agencia estadounidense. Con lo cual, segon la definici¢n de la calificadora, ambas emisiones entrar n en el temido terreno de la cesaci¢n de pagos.
S&P considera, al igual que Fitch, que «el monto total de los nuevos instrumentos es menor que el valor actual de los t¡tulos a canjear», implicando que los tenedores locales se ver n compelidos a aceptar los t’rminos de la operaci¢n, calificada como voluntaria por los funcionarios del Ejecutivo argentino.
Ambos farolillos rojos debieron haber empujado a una considerable baja en los bonos que se transan en Wall Street. Algo que no se plasm¢ este martes, porque si bien hubo depresiones en las cotizaciones, el promedio de p’rdidas lleg¢ al 0,5%.
Para calmar los nervios que provocaron, las degradaciones de las calificadoras en los hombres de la coalici¢n gobernante, el t¡tulo referencial para la banca Morgan -el «Global 2008»- exhibi¢ una utilidad del 2,4%. Beneficio que empuj¢ hacia la baja del riesgo pa¡s, que en la segunda jornada de esta semana cedi¢ el 3,9%, hasta los 2363 puntos b sicos, 95 por debajo de su valoraci¢n precedente.
Si bien este dem’rito cort¢ dos semanas de constantes incrementos, la Argentina sigue al tope de las Naciones que m s riesgo entra_a para los inversores que tienen en sus carteras t¡tulos de las llamadas «econom¡as emergentes».
Con un pa¡s que est en recesi¢n desde julio de 1998, con una tasa de desempleo que -segon estimaciones privadas- ronda el 18%, algo as¡ como que m s de 3 millones de personas han perdido o no logran un conchabo y otros tantos trabajan menos de 35 horas semanales, el onico camino posible es activar el consumo.
Desde hace tiempo las centrales empresariales y las del mundo del trabajo se lo demandan al Gobierno del doctor De la Roa, empero con una obstinaci¢n preocupante el Presidente defiende a rajatabla honrar los compromisos contra¡dos.
Con esa tozudez, cuando concluya este a_o la Argentina habr pagado, por los intereses de una deuda externa a todas luces fraudulenta, 14 mil millones de d¢lares o pesos, 3 mil millones m s de lo pautado en el Presupuesto Nacional de 2001. Sangr¡a que significa 2 mil millones por sobre la masa salarial anual de toda la administraci¢n poblica nacional.