A partir de los acontecimientos del 11 de septiembre en las ciudades de Nueva York y Washington, los pronunciamientos públicos sobre Colombia, sobre sus organizaciones revolucionarias y sus luchas, se han hecho más frecuentes por parte de voceros civiles y militares del Gobierno
norteamericano. El Presidente George W. Bush, su Secretario de Estado Colin Powell y la Embajadora Anne Patterson son los más activos funcionarios en esta campaña de declaraciones públicas respecto a las cuales las FARC-EP
señalan:
1. La respuesta a los hechos del 11 de septiembre que requerían de una solución de orden policial, en ningún caso justifican una agresión militar desproporcionada de los Estados Unidos y Gran Bretaña que no compartimos, por cuanto se trata de una acción contra el empobrecido pueblo afgano que además amenaza con extenderse a otros países, incluida Colombia, bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo.
2. Las FARC-EP son una organización revolucionaria que lucha por cambios políticos, econ¢micos y sociales por la v¡a armada, ante la imposibilidad hist¢rica de adelantar esta lucha por medios no armados, dado el car cter antidemocr tico y terrorista del Estado, el r’gimen bipartidista colombiano y sus gobiernos de turno.
3. Las partes sentadas en la Mesa de Di logo, coincidimos en caracterizar el conflicto armado colombiano a partir de sus ra¡ces econ¢micas, sociales y pol¡ticas. Cualquier comparaci¢n que se haga con otros conflictos en el mundo, no corresponde a la realidad. No es posible comparar ni por su origen, ni por sus caracter¡sticas, lo que ocurre en Colombia con lo que acontece entre Palestina e Israel, en Afganist n, Irlanda del Norte y Espa_a, entre otros.
4. El Gobierno nacional que dirige el Presidente Andr’s Pastrana y las FARC-EP, adelantan un proceso de di logo y negociaci¢n tendiente a encontrar salidas pol¡ticas al grave conflicto interno social y armado que vive Colombia.
5. Nos pronunciamos por un nuevo orden mundial donde los Estados se basen en sus relaciones en los principios de respeto y mutuo beneficio, la autodeterminaci¢n de los pueblos, la no intervenci¢n en los asuntos internos y respeto a la soberan¡a de las naciones.
6. Nos hacemos part¡cipes del movimiento anticapitalista expresado en movilizaciones en las ciudades de Seattle, Qu’bec, G’nova y Porto Alegre y de la lucha de los movimientos progresistas, democr ticos y revolucionarios de Am’rica Latina y del mundo por conquistar un nuevo orden internacional con justicia social. Convocamos a la unidad contra el capitalismo y sus pol¡ticas imperialistas por la defensa de la soberan¡a nacional y el rescate de las ideas libertarias de los grandes pensadores universales que en Am’rica enarbolara el Libertador Sim¢n Bol¡var.
7. Los Gobernantes de los EE.UU. y de Colombia no tienen autoridad moral para calificar a nadie de terrorista. La respuesta a la llamada «guerra contra el terrorismo» con la que EE.UU. encubre sus renovados planes imperiales, debe ser la unidad y lucha de todos los pueblos, Gobiernos y Estados por la paz mundial con justicia social.
8. La soluci¢n a los graves problemas del mundo contempor neo y la recesi¢n econ¢mica del capitalismo no es la guerra que promueven en alianza las grandes potencias contra los pa¡ses pobres, ni una mayor explotaci¢n de los trabajadores del Planeta bajo el sambenito de la lucha contra el terrorismo, para extender y consolidar su dominio geoestrat’gico en los distintos Continentes. La situaci¢n de pobreza y miseria de la mayor¡a de habitantes de la Tierra exige de los pa¡ses ricos inversi¢n social y no bombas.