En rueda de prensa, la Ministra germana de Educación e Investigación, Edelgard Bulmahn, señaló que ôel Gobierno quiere los mejores cerebros para nuestro paísö.
La funcionaria, que se encontraba arropada por miembros de la Fundación Alexander von Humboldt y del Servicio Académico Alemán de Intercambio (DADD, según sus siglas en alemán) los dos principales organismos dedicados al fomento académico, explicó que «otro de los objetivos que tenemos es hacer más atractivo el retorno de los científicos y académicos alemanes que estudiaron en el extranjeroö en especial aquellos que cursaron sus estudios en los Estados Unidos.
«De cada cien alemanes que se doctoran en este país, catorce acepta alguna oferta de investigación en Estados Unidos y la tercera parte se queda definitivamente allí», detalló.
Y añadió, «ante esa situación, el Ejecutivo quiere frenar la fuga de cerebros y emprender un programa para ganar investigadores».
La funcionaria, puntualizó a modo de queja, que «buena parte de los estudiantes extranjeros cualificados concluye la carrera en Estados Unidos, Canad o Australia, pa¡ses que se benefician de la formaci¢n que ofrecemos en Alemania».
El programa de incentivo para la radicaci¢n involucrar reformar la legislaci¢n laboral germana a fin de que se les permita, a los estudiantes y cient¡ficos puedan laborar, mientras dure su permanencia en el pa¡s, ya que «no podemos actuar como si nos sobraran los acad’micos», observ¢ Bulmahn.
Siempre hemos sostenido que las comparaciones son odiosas, empero no podemos evitarlas.
Mientras la administraci¢n alemana emprende un programa para repatriar sus cerebros, las autoridades argentinas empujaron a los cient¡ficos a emigrar.
Durante la oltima dictadura, centenares de ellos se exiliaron para poder salvar sus vidas.
Con el retorno del orden constitucional, en diciembre de 1983, las administraciones de Raol Alfons¡n, Carlos Menem y de Fernando de la Roa privilegiaron la macroeconom¡a por sobre la actividad cient¡fica.
De los 52 mil millones de pesos o d¢lares del Presupuesto Nacional argentino de 2001, el Estado destina el 0,35% para ciencia y tecnolog¡a, es decir 182 millones, incluyendo los salarios y otras erogaciones.