Noah Gordon nació en Worcester, Massachusetts. El reconocimiento internacional le llegó con El médico, novela que iniciaba la saga de los Cole, historia que completaría en sus libros posteriores, Chamán y La doctora Cole. Gordon, que es además autor de El rabino, El comité de la muerte y El diamante de Jerusalén, publicó su última novela, El último judío, en España con Ediciones B. La obra de Noah Gordon fue laureada en Estados Unidos por la Society of American Historians con el premio James Fenimore Cooper; en Alemania, recibió el galardón del Club del Libro de Bertelsmann y, en Italia, fue finalista del certamen literario Bancarella. En España sus libros recibieron en dos ocasiones el Euskadi de Plata, premio otorgado por los libreros del País Vasco. En la actualidad, vive con su esposa Lorraine en Brookline, Massachusetts.
Rafael Alcántara tuvo unas palabras con el genial escritor.
¿Qué te gustaba leer de niño?
Todo. Mi libro favorito cuando era pequeño estaba escrito por un autor Escandinavo cuyo nombre ya no recuerdo. El protagonista era un niño, Nils, que le llamaban el Niño Ganso. El chico había nacido tan diminuto que era capaz de viajar alrededor del mundo escondido en el regazo de un ganso salvaje. En Estados Unidos, tenemos magníficas bibliotecas públicas. Las descubrí desde muy pequeño y mientras yo estaba en el colegio estudiando gramática y lengua, leía los libros de clase para niños y después me iba a la biblioteca y también leía los de adultos.
¿Cuándo fue la primera vez que quisiste ser escritor?
Cuando todavía era muy joven. Pensé (y todavía sigo haciéndolo) que los libros eran el mejor invento que había hecho Dios. Recibí tanto placer de los libros que no quise separarme nunca de ellos. Comprendí que escribirlos sería la mejor bendición.
¿Quién o qué fue tu inspiración para escribir “El último judío”?
Mi familia. Mis antepasados no fueron Judíos Sefarditas sino que fueron Ashkenazi, Judíos del Este de Europa. Todavía aún, el mundo siente conmoción sobre la experiencia del pueblo Judío, no importa donde ocurra. También, la trágica experiencia que tuvieron los Judíos en España siempre me ha fascinado.
¿Cuál fue la parte mas emocionante de escribir de “El último Judío”?
Estar en contacto con la gente, descubrir las diferencias que hay entre las distintas regiones de España. Un genial historiador y periodista español amigo mío, José María Perceval, examinó el manuscrito y se aseguró que los nombres y los periodos coincidían con las diferentes culturas de las regiones. También he aprendido que a pesar de los esfuerzos humanos, siempre se cuelan uno o dos errores en cada libro publicado. El maravilloso problema que tengo es que, cuando por fin es posible arreglar un error, se han vendido ya un montón de copias. He de admitir que es un problema bastante agradable.
¿Qué sistema empleas a la hora de investigar para un nuevo libro?
Me permito el lujo de hacer la investigación lenta y cuidadosamente. Leo todo lo que encuentro sobre un periodo histórico. Luego me entrevisto con especialistas en las Universidades o en cualquier otra parte. En ese momento es cuando los detalles de la historia se empiezan a formar, primero en mi mente y luego en papel, formando un boceto que a veces es tan grande que casi se convierte en un primer borrador. Comienzo escribiendo las frases en presente, luego, cuando estoy trabajando en lo que será la novela, escribo las frases en pasado (esto es así, para no estar tentado en ocupar estas líneas sin trabajar sobre ellas de nuevo y asegurarme que realmente están como quiero que estén). En cualquier caso, durante todo el tiempo de escritura, compruebo pequeños detalles del texto para precisar más o intento ver diferentes puntos de vista, etc.
¿Usas Internet para tus investigaciones?
A veces, pero de manera limitada. Me encanta investigar en las bibliotecas. Los mejores detalles, a menudo se encuentran en viejos libros con tapas de cuero desechas y páginas que huelen a moho. Este tipo de libros se encuentran en las estanterías, pero nunca en Internet.
¿Qué fue lo primero que escribiste?¿Qué reacción tuvo?
Cuando iba al colegio de pequeño, durante los primeros días de la II Guerra Mundial, uno de mis vecinos tenía una joven sobrina que había perdido un brazo cuando la aviación Italiana bombardeaba Tel Aviv. La chica vino a los EEUU para que le pusieran un brazo ortopédico, y yo escribí su historia para el periódico The Worcester Telegram (años después, trabajaría para él como reportero, mi primer trabajo en un periódico). Me pagaron 20 dólares. La gente alabó la historia. Me sentía muy bien, pero estaba enfadado porque en el periódico habían eliminado los datos del autor. Incluso por aquel entonces, el dinero era muy importante, pero no tanto como la experiencia personal que había ganado al escribir la historia.
¿Qué te gusta escuchar de un lector tras leer uno de tus libros?
“No me gustó que se terminara.”
¿Qué haces en tu tiempo libre?
Leo. Me ocupo del jardín. Observo a la gente. Discuto de política con los amigos. Durante años solía ir a pescar truchas, pero a menudo no podíamos comernos el pescado porque estaban mal cazados, y para colmo no podíamos dejarlos libres. Me parece inconsciente matar cualquier criatura sin una buena razón (hambre, salud, etc). El pasatiempo no me parece una buena razón. Ahora me gustar mirar las truchas con la ayuda de unas gafas polarizadas que me permiten verlas a través del agua. Uno cambia con los años.
¿Cuál es tu consejo para los aspirantes a convertirse en escritores?
Leer, leer, leer. Escribir, escribir, escribir.
© 2002 Noah Gordon & Rafael Alcántara
Traducido por Rafael Alcántara. Colabora Javier De La Torre.
http://www.rafaelalcantara.com/
ENTREVISTA A NOAH GORDON (POR RAFAEL ALCÁNTARA)
282