Man propone americanas de mouleskin y harry´s tweed, trajes masculinos y abrigos de las mejores lanas inglesas y algodones, corbatas de seda natural y camisería de corte impecable para un hombre cuyo ‘life style’ es “de puertas para adentro”; cuya pretensión es la confortabilidad, el gusto por la calidad y lo tradicional sin renunciar a que su entorno lo admire también por su estilo personal a la hora de vestir.
Se trata de un hombre impecable; de un profesional apasionado por su vida y capaz de brillar por sí mismo. Un auténtico caballero que, sin embargo, disfruta siendo acompañado por una mujer algo más sofisticada que él. Para ellas Man presenta en sus tiendas las colecciones de Just in Case, Maliparmi y Danza; Roberto Colina y Majestic en punto, los pantalones de Henrry Cottons y Forty West o los top´s de Gold Hawk. Carlos Navares nos cuenta las pretensiones de una firma, la cual, a pesar de su discreción, tiene cada días más adeptos.
Una empresa mucho más que centenaria y 100% nacional. ¿Cierto?
La empresa se crea en 1924 por mi abuelo, quien trabajaba al mayor de una forma absolutamente artesanal. Veinte años después, cuando el prêt à porter comienza a expandirse, la mano de obra se encareció muchísimo y mi abuelo decide poco a poco ir dejando el mayor y dedicarse únicamente al producto para sus tiendas. Suprime paulatinamente la línea de negocio al mayor, hasta que un día se quedó únicamente con las tiendas. El nombre de Man queda entonces un poco como oculto. Yo, que soy el nieto mayor, hace ahora veinte años le pedí a mi abuelo, ya que era un nombre precioso y muy actual, recuperar la marca.
Curiosamente Man no significa para vosotros “hombre” en inglés. ¡Una historia curiosa y llena de casualidad!
Exacto. Man significa “hombre” en inglés, pero el origen del nombre de nuestra firma no es ese precisamente. Aunque te parezca una casualidad, Man significa Manufacturas Ambrosio Navares, el nombre de mi abuelo, que definía su forma artesanal de trabajar. Que todo estaba hecho a mano. Yo decidí sacarlo como rótulo comercial y arrancamos de nuevo con esa empresa proveniente de una tradición familiar de tercera generación, pero con un tema totalmente distinto. Comenzamos con una primera tienda en Bilbao de unos 100m2 atendida por tres personas durante tres años, mas o menos, y de repente un día decidimos doblar los metros. Había un local muy bonito en una zona muy céntrica y dimos el paso. Ahí es donde comenzó la expansión.
Reinventasteis el negocio y creasteis colección propia.
Siempre me había gustado tener la posibilidad de crear mi propia colección y así lo hicimos. Desde entonces han pasado diez años y estamos muy orgullosos. Posteriormente decidimos abrir en Madrid. Francamente teníamos mucho miedo. Era un local de 400 metros, un espacio muy difícil porque tenía dos plantas pero ni un metro a nivel de calle. Ahora estamos en Claudio Coello y podemos decir que hemos tenemos nuestro lugar dentro de la oferta global. Madrid nos sentó bien.
¿Hay mucha diferencia entre la manera de vestir de una persona del norte a otra madrileña?
Siempre hay matices, pero es muy parecida. Sin embargo, hay mucha diferencia con Barcelona. El madrileño es un poco más remilgado que el bilbaíno o donostiarra, por ejemplo, pero tiene más o menos el mismo estilo como te decía antes. Ya sabemos que el mercado en Barcelona es muy complicado, porque los gustos aquí son totalmente diferentes a los del resto de España. De hecho hemos estado durante tres años pensando si debíamos venir o no. Por fin lo hemos visto claro y aquí estamos, en el 308 de Consejo de Ciento, una de las calles más comerciales. Es una espina que teníamos y hemos conseguido sacárnosla.
¿Cómo crees que responderá el mercado aquí?. La oferta de moda en Barcelona es brutal.
Tanto mi hermana como yo somos personas muy viajeras. Nos gusta decir que siempre estamos dando tumbos por el mundo. Un día nos dimos cuenta de que un porcentaje, aunque sea pequeño, del público catalán es cliente potencial nuestro. No pretendo vestir al 60% de los hombres de Barcelona, pero sí opino que quizás un 0,03% de la población pueda entender nuestro concepto. Estoy convencido de que ese 0,03% existe en todas las partes del mundo. En Londres, en París, en New York… e incluso en los sitios más raros. Pienso que se trata de una fórmula universal. Vestimos a esa gente que valora una serie de factores que tienen que ver directamente con la calidad y el patronaje. A mí, cuando me hablan de mi negocio como un concepto de moda, la verdad es que no me agrada demasiado. Queremos seguir inspirándonos en la tradición de hacer las cosas bien y como deben ser. Eso es lo que nos hace seguir adelante.
¿Cómo es vuestro cliente?
Nosotros tenemos clientes que tienen desde los 20 años hasta los 70. Básicamente es un cliente de nivel medio alto pero sin “tontería”. Quiere vestir bien, pero no es un ‘fashion-victim’ o un ‘metrosexual’. Ese es nuestro ‘target’ básicamente. Se trata de personas muy bien informadas que apuestan por mantener un “look” correcto pero sin estridencias. Exigen calidad y confortabilidad, además de un buen corte y un estilo impecable. Son, en el más puro sentido de la palabra, elegantes.
¿Diseñáis o confeccionáis?
Diseñar, en el sentido más estricto de la palabra, creo que ya no se diseña nada nuevo. Opino que está todo inventado. En cualquier caso yo soy la persona que me encargo da darle a las prendas el valor añadido. Elegir los tejidos más innovadores, las diferentes variantes de los cortes, el patronaje, las formas, etc. Las colecciones son nuestras. Confeccionamos piezas impecables y con estilo caracterizadas por la calidad.
La producción es el gran problema para todos ahora por diversas causas. ¿Para vosotros también?
No. Nosotros no hacemos producción barata. No buscamos precios competitivos en Asia, Marruecos, etc. Producimos en el lugar donde mejor se hace cada cosa. Las corbatas, por ejemplo, las producimos aquí, pero la seda viene de Como, en Italia. El punto se sigue haciendo mucho mejor en Escocia o Irlanda hoy en día, y lo fabricamos allí. Fabricamos en Inglaterra, Italia y España básicamente. Lo que sí es cierto es que casi el 100% de los tejidos son de importación, sobretodo de Inglaterra. Comulgo con un tipo de tejido más sólido, que tiene una mejor vejez, y por eso elijo Inglaterra. El tejido italiano a simple vista gusta más, pero resiste menos el uso. Hablamos de calidades muy altas y por tanto el precio del tejido también lo es. En camisería trabajamos con los dos mejores proveedores del mundo.
Producción propia para hombre y sugerentes marcas para la mujer. ¿Esa es la oferta de Man?
Indiscutiblemente. Nosotros visitamos todas las ferias que hay para mujer y no estamos especialmente casados con ninguna marca porque pensamos que una colección que este año puede sorprenderte al siguiente es posible que no te encaje. Trabajamos con marcas como Free Lance o Rocco Barocco en calzado, Just in Case etc. Yo creo que las marcas belgas son las más punteras en estos momentos en el tema de mujer. Es una mujer un poco más clásica, pero opino que es lo que mejor que se está haciendo en mujer en cuanto a calidad y lo que más se adapta a nuestra fabricación propia para el hombre. Ahora tenemos diseñadores nuevos que dan un toque más cañero, por lo que nuestra oferta es muy completa y sofisticada. No tenemos el mismo producto en las tres tiendas. Si trabajamos con 40 marcas suele haber unas cinco o seis que no están en todas.
¿Merece la pena intentar competir con producto más barato?
A nosotros no. Es cierto cuando dicen que no se puede competir, pero nosotros estamos un tanto al margen de esa polémica porque trabajamos con alta calidad. A este nivel, toques el sector que toques, bien sea el textil, el de vinos, el de muebles, etc, es decir, productos de mucha calidad, no te planteas la competencia en este sentido. Pero es cierto que el proveedor ya no quiere comprar tejido, porquen prefiere tener la prenda acabada. Evidentemente esto ocurre cuando hablamos de un nivel medio-bajo. Cuando tocas alto nivel la pieza se valora.
¿Producir, por ejemplo, en China tiene que traducirse en obligatoriamente en un descenso de la calidad?
Ese tipo de producción no tiene por que bajar la calidad. Otra cosa es que se haga producto barato. Lo que ocurre es que ahí entra la política de cada empresario. Si cuentas con un público que la aprecia y te la pide nunca puedes bajar la calidad, independientemente del lugar donde produzcas. Los clientes saben lo que quieren. Si me permites, te diré que precisamente ese es el reto de Barcelona. Necesitamos que, sobretodo el hombre, sepa apreciar que nuestros trajes, chaquetas, camisas y corbatas porque son distintas a todo lo demás. Todos esos matices que incluimos hacen que la persona cuando lleve una de nuestras prendas se vea elegante y aparezca elegante. Llega un momento en el que ya no puedes ponerte otra cosa. Así es como hemos fidelizado al cliente en otros sitios y así es como lo haremos aquí.
Fidelización. ¡Que reto!.
La gente se fideliza a la tienda, no a la marca. Es una equivocación pensar lo contrario. Nosotros, los empresarios, debemos hacer nuestra marca. En el caso de la mujer, las clientas vienen a Man porque siempre hay cosas bonitas, de buen gusto y calidad, sean de la marca que sean. La clienta piensa en Man cuando tiene que comprarse algo, pero no piensa en las marcas individualmente.
¿Cómo se ve Barcelona desde Madrid y Bilbao?
Vemos a Barcelona como una ciudad muy cosmopolita y con muy poca “tontería”. La gente se mueve más a nivel cultural. Va a galerías de arte, museos, etc. Se notan otro tipo de inquietudes que en otras ciudades españolas. No existe la estupidez de la imagen por la imagen para que los vean. Al menos entre ese sector que a nosotros nos interesa. No les importa tanto el exterior porque la gente vive de puertas para adentro. Depende de las personas, pero en general, creo que se puede hablar así de Barcelona.
¿Estaréis en el Bread and Butter?
Por el momento no. El Bread and Butter es muy cañero para nosotros. Es para un público mucho mas joven, más “tirado”, y lo nuestro es un vestir un poco más “arreglado”. No es la feria que más nos encaje pero consideramos que es una manifestación que Barcelona se merecía. Entiendo que es un aliciente para la ciudad que la hayan traído aquí y dice mucho del posicionamiento tan positivo de Barcelona a nivel europeo. Como siempre, en estas cosas los catalanes son bastante visionarios.
¿Habéis cambiado París y Milán por Bélgica a la hora de adquirir las colecciones que presentáis para mujer?
No es a Bélgica a donde vamos a comprar las marcas. Hay ferias internacionales que nos reúnen a todos los compradores, pero lo que ocurre es que últimamente nos estamos encontrando que hay muchas marcas belgas muy punteras y que tiene mucha vesitibilidad. Esto último es muy importante. A veces se ven cosas muy originales pero hay que poder ponérselas. Se trata de una ropa de mucha calidad, con un punto muy actual y además muy llevable. Todo el mundo tiene derecho a vestirse bien; sea alto, bajo, grueso o delgado. En este aspecto, las marcas belgas van muy bien enfocadas. Después de ver mucho, no sabemos por qué, cuando algo nos sorprende, da la casualidad que son casas belgas.
Intuimos un hombre muy elegante y tradicional en vuestra tienda pero acompañado de una mujer muy sofisticada. ¿Se entiende?
Se entiende y es lo que pretendemos comunicar. Es un poco nuestra forma de ver la vida. Nos encanta una mujer en un momento dado muy sexy y arreglada, pero no nos gusta ponerla al lado de un hombre muy moderno y lanzado. Preferimos acompañarla de un hombre actual, no empolvado, pero elegante y clásico. Un hombre interesante que desea que su pareja ponga el toque de sofisticación. Es un contraste que nos encanta y que marca la filosofía de nuestro estilo.
¿Sastrería o confección?
Las dos cosas si son de calidad, aunque hay gente que presume de llevar un traje hecho a mano y hay piezas de confección que están mucho mejor realizadas. En estos momentos no habrá más de tres o cinco sastres buenos en España. Y digo en toda España. Para mí un sastre bueno se puede permitir hacer una arruga en la manga, pero debe tener gracia. Nosotros intentamos que nuestras prendas tengan un aire refinado. Algo distinto, especial, y que la relación calidad-precio sea correcta. Queremos vestir a ese hombre que quiere ser elegante y tranquilo. Sin estridencias.
Gema Castellano
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