Kirgistán fue la primera de las 15 ex repúblicas soviéticas en integrarse a la OMC y estaba considerada por EEUU como el más ‘democrático’, ‘liberal’ y pro-occidental de todos los 6 estados musulmanes de la ex-URSS.
Tras Ucrania y Georgia ésta es la tercera revolución que irrumpe recientemente contra elecciones fraudulentas. Mientras en los dos primeros casos la sublevación no fue sangrienta y fue capitalizada por caudillos pro-Bush, acá tenemos una insurrección más espontánea y violenta. No hay una clara dirección y en la revuelta actúan desde liberales hasta activistas que provienen del Partido Comunista (que antes lideró la oposición), integristas musulmanes y nacionalistas étnicos.
Esta revolución se da en un país donde Rusia y EEUU tienen bases militares y choque de intereses, y donde hay frontera con China. Kirgistán es un país pobre y apenas tiene 5 millones de habitantes, pero se encuentra en medio de una zona estratégica (Asia Central). Esta región está entre los 3 gigantes continentales (Rusia, China e India), tiene mucha riqueza energética, bordea zonas de guerra (como Afganistán y Cachemira) y está llena de tensiones inter-étnicas así como de radicales islamistas.
El Asia Central es el reducto de varios de los regímenes más autoritarios y represivos que provienen del fenecido bloque soviético. La sublevación kirguisa podrá promover la desestabilización de alguno de éstos.
Isaac Bigio
Analista Internacional