Los candidatura barcelonesa, defendida por los representantes de las tres Administraciones implicadas, el Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel ángel Moratinos; el Alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, y la Secretaria para la Unión Europea de la Generalitat de Catalunya, Anna Terrón, fue anunciada oficialmente en Europa por el Presidente del Gobierno con ocasión de la Cumbre de París ( 13 de julio de 2008).
El Proceso de Barcelona
El Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterráneo constituye un paso decisivo hacia la consolidación de la Asociación Euromediterránea que nació en la ciudad de Barcelona en 1995. El objetivo de este Proceso es fomentar el diálogo y la cooperación entre las dos orillas del Mediterráneo, disponiendo de un marco estable de relaciones multilaterales y de seguimiento de proyectos e iniciativas de cooperación
La cooperación euromediterránea recibió un nuevo impulso el pasado julio en París durante la cumbre euromediterránea con los 43 Jefes de Estado de la Unión Europea y la orilla sur del continente. Fue entonces cuando el Ministro Moratinos anunció oficialmente que España presentaba Barcelona como ciudad candidata a albergar la secretaría del Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterráneo.
Los países de Europa y el Mediterráneo afrontan a partir de ahora una nueva etapa con los objetivos puestos en proyectos concretos en los que comparten intereses como el medio ambiente, la energía, las infraestructuras de transporte, la gestión de flujos migratorios, el desarrollo empresarial o la educación superior. Los nuevos retos precisan pues de una Secretaría con sede fija que, con la estructura adecuada, pueda hacer frente a la ejecución de todos estos proyectos.

En el Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterráneo participan los 27 Estados miembros de la Unión Europea, además de Albania, Argelia, Bosnia, Croacia, Egipto, Israel, Jordania, Líbano, Marruecos, Mauritania, Mónaco, Montenegro, la Autoridad Palestina, Siria, Túnez y Turquía. En total son 43 países europeos y mediterráneos, que buscan fomentar el equilibrio entre las dos orillas con el impulso de las políticas euromediterráneas.
La mediterraneidad ha sido siempre una característica definitoria de la personalidad de Barcelona y Catalunya. Este espíritu mediterráneo ha propiciado una participación muy activa de la ciudad condal en la construcción de un espacio común entre las dos orillas del Mare Nostrum.
Por este motivo, Barcelona es ciudad ideal para liderar la cooperación euromediterránea, por su valor simbólico y por esta doble vertiente mediterránea y europea que caracteriza a la capital catalana. Además, es un nexo de comunicaciones euromediterráneo que enlaza las principales ciudades de la región y constituye un polo de reflexión y debate sobre las relaciones entre los países del mediterráneo, con un referente importante ya existente que es el Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed).