Aunque su familia no tenía tradición productora de cerveza, los 25 mil litros al mes de este líquido que vende el restaurante que posee su hermano, fue un indicador clave para que Fernando Magnatera, fundador y socio de Cervecera del Puerto Limitada, se animara a fabricar su propio brebaje artesanal.
Corría 2003 y comenzó una pequeña empresa que sólo tenía dos clientes, sus hermanos. Hoy su cartera de compradores llega a los 365 entre las regiones Metropolitana y de Valparaíso, donde se encuentra ubicada la fábrica.
De nacionalidad argentina, hace catorce años que llegó a Chile y no lo hizo solo. Con él venían tres de sus hermanos que no demoraron en emprender sus propias empresas: un hotel, dos restaurantes (Mastodonte y Café Paseo) y la fábrica de cerveza son cuatro negocios que trabajan unidos. Los primeros litros de cerveza no fueron directamente a la venta masiva, sino que se hizo una especie de plebiscito de gustos para definir qué sabor se asemejaba más a las preferencias de los porteños.
Durante seis meses los clientes del restaurante fueron definiendo lo que es hoy Cerveza del Puerto. "El sabor no es nuestro, es el sabor que quiere la gente de Valparaíso, que es el público donde nosotros vamos. No quiero que mi cerveza sea para un público muy superior, quiero que todo el mundo tenga acceso ella", señala Magnatera.
En Chile existen grandes marcas de cerveza que se dedican hace mucho años a elaborar y comercializar este producto, por ello pensar en mantener una empresa de menor tamaño que compita con estos gigantes resulta, a lo menos, incierto.
Sin embargo, este empresario sostiene que "vimos una oportunidad más que un riesgo. A nivel nacional ya se ha creado un nicho de mercado donde la gente pueda aprender a diferenciar las cervezas tal cual lo hace con el vino. Además, es importante que la gente tenga opción de elegir y no encuentre únicamente a las grandes industrias nacionales".
Como empresario particular y como presidente de la Asociación de Cerveceros de Chile (Acach), Magnatera sostiene que han tenido una serie de dificultades para introducir sus cervezas en el mercado, debido a la exclusividad que exigen en sus contratos las grandes industrias. "Este tipo de situaciones no permite que otras empresas puedan vender. Entonces, vas a un local de venta tradicional donde sólo tienen cierta línea de cerveza y no todas las que podrían tener. Por esto, a los locales donde vamos no podemos vender nuestros productos. Somos pymes, aquí no hay nadie que tenga un capital tan amplio como para hacerles frente a las empresas, por eso nos sentimos en desventaja para competir", recalca.
Aun así, Fernando está optimista porque sus clientes aumentan cada día. "Hemos entrado a los nichos que ellos (grandes fabricantes) no estaban ocupando bien, donde no han podido defender su posición. Hemos ido introduciendo nuestro producto en base a capacitación, cata, ferias, cosas que nos ayudan muchísimo, porque se muestra la calidad de cerveza que existe en Chile".
