Si bien el nombre no se entiende por sí mismo para los inexpertos del lenguaje científico, el proyecto “Desarrollo de un prototipo de biosensor de membrana para la detección temprana de patógenos”, que se desarrolla en el Centro de Biotecnología de la Universidad Técnica Federico Santa María, tiene directa relación con la detección rápida de patógenos (infecciosos) en agua y alimentos, debido a la insuficiencia de los métodos actuales basados en técnicas especializadas de laboratorio.
Para el Jefe de proyecto y académico del Departamento de Obras Civiles de la USM, Raúl Galindo -en la imagen-, “ninguno de los métodos actuales para la detección de patógenos son soluciones de campo, capaces de entregar una señal de simple visualización y factible de ser instrumentalizada, geoposicionada y teletransportada; y que el resultado dé una señal de color directa como reportera de la presencia de un patógeno. El uso de detectores con capacidad para generar señales asociadas a características moleculares de los patógenos permite reducir el tiempo de incubación y detección”.
Las cifras mundiales de defunciones debido a la falta de servicios de evacuación sanitaria de desechos y de agua limpia para beber, cocinar y lavar, alcanzan los 12 millones al año, debido a la existencia de diversos agentes patogénicos bacterianos que se trasmiten por el agua y los alimentos, los cuales producen grandes pérdidas económicas y humanas.
El proyecto de los investigadores de la Universidad Santa María, Erika Valdés (Profesora del Departamento de Química), Manuel Young (Director del Centro de Biotecnología) y Raúl Galindo, tiene como objetivo central la disminución de la infección y muertes originadas por contaminación en agua y alimento mediante el desarrollo de un biosensor para la detección temprana de patógenos.
“La lógica de nuestra propuesta es facilitar la detección rápida, in situ de patógenos en el agua y emitir señales adaptables a sistemas de teledetección posicionada (satélite). Con la tecnología actual, es posible generar un prototipo de membrana con la capacidad para imitar una o más de las propiedades biológicas, por lo que al presentarse un patógeno, las biomembranas sufrirán alteraciones de color que podrán ser registradas a ojo desnudo y ser transferidas en componentes opto-electrónicos de fácil implementación, reportando de manera simple y directa la presencia de éstos y favoreciendo la disminución de enfermedades y muertes provocadas por este concepto” explica el Jefe de Proyecto, Raúl Galindo.
La idea de los investigadores es acercar la tecnología a la población, y es por eso que, a futuro, el objetivo es hacer de este proyecto algo cotidiano y asequible para todos. Un sensor desechable es la opción más viable, la cual al generar contacto con el agua, constatará la presencia de moléculas infecciosas cambiando de color. Si no cambia de color, es potable; si el tono varía, contiene patógenos.
“Si no se apalancan proyectos que aporten a una nueva fase exportadora de Chile, asociada al crecimiento por vía del conocimiento y de la comercialización de éste, es poco probable que el país pueda superar tasas de crecimientos de 4.5 por ciento. Este proyecto, al igual que otros que manejamos, se orientan hacia esa nueva fase del país; a proyectos pensados a nivel mundial, y el agua, la energía y el ambiente son palancas de desarrollo que se ven como problemáticos a futuro, sobre todo por su escasez” asevera el académico de la USM.
Martin Kempf C.