En EE.UU. han planteado que éste sería el caso del maíz, por ejemplo. Ese país destina casi un quinto de su producción al etanol. Pero claramente no ocurre así con la jatropha, porque ella puede crecer en terrenos no aptos para los cultivos tradicionales.
La Universidad de Chile y la FIA (Fundación para la Innovación Agraria) están realizando un proyecto para averiguar si la planta se puede cultivar en Chile. En 15 parcelas experimentales, repartidas entre la II y VIII Región, probarán la resistencia de la jatropha y buscarán las plantas con las mejores características para chilenizarse.
"La jatropha tiene una variabilidad genética muy alta, por lo que es necesario trabajar con clones", explica Manuel Paneque, profesor de la Universidad de Chile, quien está a cargo del proyecto.
Estudios internacionales han detectado más de 200 fenotipos. Si encuentran la jatropha perfecta, la clonarán para no correr el riesgo de que otros parientes se mezclen en el cultivo. En mayo comenzarán la siembra de las "plántulas" (plantas bebé) y esperan la primera floración en pocos meses. También están mirando la genética de la jatropha tratando de desentrañar los genes que le permiten resistir a las heladas o florecer hasta tres veces al año. Así podrán identificar a las plantas que llevan esos genes.
Hay que tener cautela, opina Patricio Cavieres, del Colegio de Ingenieros Agrónomos. En el seminario "Nuevas fuentes de energía", que realizó esta semana la Universidad Central, advirtió que no hay grandes extensiones plantadas con jatropha en el mundo. "Son necesarias más investigaciones", asegura Cavieres.
Aunque la jatropha puede resistir condiciones desérticas, es muy sensible a la salinidad del agua y del suelo. Además, aunque puede sobrevivir con poca agua, cuando subsiste en esas duras condiciones no produce los frutos necesarios.