Un punto de encuentro que busca desarrollar una cultura del vino en Chile. "El público no conoce de vinos, de viñas ni de cepas, 80% del turismo vinícola en el país es efectuado por extranjeros. Con este espacio quisimos unificar a la industria y acercarla a la gente", señala Antonio Larraín, gerente general de la Corporación Chilena del Vino. La Casa abre la posibilidad de que los que quieran aprender, recorran los mapas donde se presentan los 13 valles que tiene Chile actualmente; conozcan cuáles son las cepas y los terroirs más importantes. Es decir, acerca a las viñas y bodegas desde el campo a la ciudad. De paso ayudar a solucionar unos de los problemas de la industria.
Si bien en los últimos años Chile se ha convertido en uno de los exportadores de vino más importantes del mundo, en el mercado interno el vino no sólo no tiene el mismo protagonismo sino que el consumo incluso está muy lejos del que había a mediados del siglo pasado. "En la década del 50 y del 60, los chilenos tomaban alrededor de 50 litros de vino al año, actualmente la cifra está entre los 15 y 16 litros anuales, lejos de los 32 litros de Argentina y los 45 de Francia", dice Arteaga. El fenómeno tiene dos causas. Por una parte, la opción de la industria vinífera ha sido la exportación y por ello la inversión se ha orientado principalmente al marketing y la comercialización en el exterior. Al mismo tiempo, en el país, los consumidores privilegian otras opciones, como las bebidas gaseosas y la cerveza.
Por ello, una forma de ayudar a elevar el consumo interno, es que los chilenos se interioricen con el cultivo y la producción. "La falta de desarrollo del consumo local es uno de los problemas estructurales que tiene la industria. Chile es el único país en el mundo que exporta el 70% de su producción, todos nuestros competidores no exportan más allá del 15 o 20%. Eso es una vulnerabilidad, porque ante el cierre de los mercados externos es muy distinto tener un consumo interno del 60 o 70% de la producción o más, que tener sólo el 10%", recalca Gerardo Arteaga.
Pero el nuevo espacio no está pensado sólo en los neófitos, sino en ser también una instancia para que todos los miembros de la industria pueden encontrarse y trabajar. Son 500 metros cuadrados en un semicírculo en la base del centro cívico de la Municipalidad de Vitacura. Grandes ventanales que miran hacia el río, integran el jardín del parque Bicentenario. En ese espacio la Cofradía del Vino, el colegio de enólogos, los someliers, las viñas que lo necesiten, podrán reunirse, realizar seminarios o catas para especialistas o para los que quieran aprender. "En términos de la industria, la importancia de la casa es que estamos aprendiendo a convivir juntos.
Por primera vez toda la industria, técnicos, pequeños productores y grandes industriales, pueden tener un lugar. Queremos que el éxito que tenemos en el extranjero se represente en el interior también. Afuera se sabe lo importante que es la industria, pero en el país se ve muy lejana, queremos que el público la sienta propia", explica Fernando Córdova, Director de la Asociación Nacional de Ingenieros agrónomos enólogos de Chile. "Es un proyecto pionero en Chile, dedicado a la industria en su conjunto, une un conocimiento del vino y de su industria, con clases de cata y un espacio para los enólogos y sommeliers", explica Raúl Torrealba, Alcalde de la Comuna de Vitacura.
La idea es que este completamente operativa a partir del primer semestre del próximo año. Por el momento ya se está planificando un calendario de actividades. "La Casa está abierta para sugerencias y pedidos de todos, desde las viñas más importantes a pequeños productores", recalca Gerardo Arteaga.