Es conservadora en su política de endeudamiento bancario (sólo el 14% del pasivo corresponde a préstamos a largo plazo), ha crecido gracias a recursos propios y ahora asegura estar preparada para plantar cara a la crisis del sector residencial, su principal fuente de ingresos.
La compañía, en manos de la segunda generación de la familia Alsina, ha multiplicado por diez su tamaño en los últimos once años, hasta registrar una facturación de 145 millones de euros en el pasado ejercicio. Jaume y Josep Alsina, los dos consejeros delegados del grupo, reconocen que la facturación disminuirá en el presente ejercicio y en el próximo, pero aseguran que la diversificación hará repuntar los resultados. Jaume Alsina cifra en un 20% la caída de los ingresos por edificación residencial –que supone el 40% de las ventas totales– en los próximos años. Esto significa una pérdida de 11,6 millones de euros anuales.
La compañía, con sede en Montcada i Reixac (Vallès Occidental), está especializada en la fabricación y comercialización de encofrados, es decir, los moldes que se utilizan para construir pilares, muros o techos en diferentes construcciones. Los principales clientes de Alsina son las empresas constructoras y las firmas especializadas en estructuras. Para protegerse de los vaivenes del sector inmobiliario, la compañía empezó hace unos años un proceso de diversificación hacia la obra civil, que ahora supone un 15% de sus ingresos.
La empresa se ha especializado en obras hidráulicas, aunque participa también en la construcción de carreteras, túneles o las obras del AVE. El otro pilar sobre el que se sustenta el proceso de diversificación es la implantación internacional de la compañía. Estoril (Portugal), Miami (Estados Unidos) y Milán (Italia) fueron los siguientes puntos donde Alsina abrió delegaciones propias. Más tarde, el grupo se instaló en Chicago (EEUU) y la última apertura ha sido en Rumanía.
Las ventas en el exterior suponen el 15% de la facturación y la compañía seguirá abriendo delegaciones fuera de España, aunque Jaume Alsina prefiere no concretar sus próximos objetivos. Sin embargo, el directivo señala que los próximos destinos de la empresa podrían encontrarse entre los países del este de Europa.
La empresa no descarta comprar alguna compañía en el extranjero, aunque su modelo es más el de implantarse en un nuevo mercado con el propio equipo. Alsina tampoco rechaza producir en el exterior –ahora lo hace en Montcada y a través de empresas subcontratadas– a medio plazo, posiblemente en EEUU.
Para desplegar su estrategia de diversificación, Alsina invertirá 70 millones de euros hasta 2011. De esta cantidad, 40 millones se destinarán a la compra de equipos para impulsar el negocio de la obra civil y los 30 millones restantes se dedicarán a la expansión internacional.
