Lo sorprendente es que éstas crearon estos enormes fondos hace sólo 20 años, con un crecimiento sostenido los últimos 8 años. Harvard era la única universidad con más de US$ 1.000 millones como fondo endowment. En la actualidad, maneja US$ 34.900 millones. Stanford partió con la donación que hizo Leland Stanford y su señora Jane cuando murió su hijo y se ha mantenido así a perpetuidad. Hoy cuenta con un endowment de US$ 17.200 millones. La Universidad Johns Hopkins también usa este sistema, tanto para su hospital como para la universidad. Los casos son muchos, pues todas las universidades norteamericanas manejan fondos endowment.
Lo interesante es que tienen un Consejo Directivo (Board of Trustees), que es el organismo colegiado máximo, que no está formado necesariamente por académicos. El profesor Vladimir Marianov, director de la Fundación San Agustín de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Católica, reflexiona que para alcanzar el grado de desarrollo en la educación "debemos entender que tanto las universidades públicas como privadas deben buscar sus fuentes de financiamiento en forma permanente".
Cuenta que el decano de la Universidad de Ohio declaraba que pasaba más de la mitad de su tiempo de trabajo consiguiendo donaciones. La parte académica estaba controlada, pues los profesores eran bastante autónomos. El año fiscal reciente, los endowment universitarios lograron un retorno promedio de un 10,7% según The National Association of College and University Business Officers (Nacubo) y Tiaa-Cref (un grupo de servicios financieros).
¿Qué son los fondos endowment?
Son fondos de inversión que operan de la misma forma que los del sistema financiero, pero con la particularidad de que dan apoyo a largo plazo a alguna labor de una institución. No se usa el dinero del fondo, el que se mantiene a perpetuidad, sino que sólo se emplea la rentabilidad del mismo.
Entre sus muchas ventajas, proveen estabilidad económica a la idea de innovación como una política de Estado, al hacer más robusta una planificación de largo plazo en las instituciones que promuevan ideas.
Según el profesor de la UC Vladimir Marianov, quien tiene una amplia experiencia en el manejo de fondos endowment, más allá de las trabas legislativas, en Chile no existe la cultura ni de las empresas ni de los alumnos para que esta idea se masifique. "Es muy difícil convencer a una empresa, institución o persona natural que done dinero para que se guarde. Además, todavía se piensa que el Estado debe pagar la educación de todos. Tampoco existe el concepto de cooperación por parte de los alumnos. En Estados Unidos, los estudiantes con o sin endowment voluntariamente aportan como una forma de agradecer que la universidad les dio una perspectiva de vida distinta".