La iniciativa, precisa el gerente de asuntos corporativos de Celulosa Arauco, Charles Kimber, inicialmente se focalizará en procesos para el bioetanol (para gasolina) y bio oil (lubricantes). La idea fue "combinar experiencia, recursos y conocimientos que tiene el sector" revela Gonzalo García, secretario general de Empresas CMPC, sobre el grupo que integrarán las tres compañías, con un 20% cada una, acompañadas de la Universidad de Concepción (20%), la Universidad Católica de Valparaíso (13%) y Fundación Chile (7%).
Mientras, en Masisa destacan la reducción de costos que puede implicar para las compañías usar un subproducto de la propia industria forestal, según señala su gerente corporativo de operaciones, Iván Rubio. Pero Bioenercel no es la única apuesta a escala.
La estatal Enap se asoció con Consorcio Maderero, uno de los grandes comercializadores de productos forestales de terceros, en la sociedad Forenergy, en un proyecto cuyo énfasis está en el desarrollo de biodiésel. Ambos grupos participan por adjudicarse recursos para la investigación a través de un programa que lidera Innova Chile de Corfo, cuyos resultados se esperan para la semana del 8 de septiembre.
Cada grupo está asesorado por un nutrido grupo de universidades y centros de investigación de talla mundial en materia de ingeniería y licencias. Y cada uno promueve sus opciones: "El biodiésel ayuda a sustituir diésel y hoy el país tiene una gran demanda en diésel, un producto que está creciendo a tasas muy altas. El tema es que las gasolinas no tienen esa misma tasa de crecimiento y por lo tanto, si hay que elegir entre gasolina y diésel, nosotros hemos apostado al diésel", dice Pedro Barría, gerente general de Forenergy. "El bioetanol es una tecnología que está más desarrollada y se conoce mejor. (…) Asimismo, el bioetanol también tiene ventajas desde el punto de vista de su comercialización, puesto que se puede usar combinado con gasolinas sin necesidad de hacerle mayores ajustes a los motores de los vehículos. Es decir, sus expectativas de comercialización son mejores", dice a su turno Kimber.
Mientras en la industria ya hay actores que ven en estas asociaciones proyectos de largo plazo para la etapa productiva y de comercialización -aprovechando la disponibilidad de materia prima y el canal de distribución en el área combustibles con que cada grupo cuenta- el primer consorcio pone paños fríos. "No está planteado, ni arriba de la mesa" dice Gonzalo García, mientras Kimber señala que la comercialización es "una etapa posterior que abordaremos cuando llegue el momento. El consorcio no está enfocado en la comercialización y hoy estamos colocando toda nuestra energía en que este proyecto de investigación y desarrollo se concrete", plantea.
La estatal Enap, por su parte, se proyecta para la etapa productiva con Consorcio Maderero, sin perjuicio de que para el desarrollo investigativo formaron otra sociedad tecnológica en la que se integró la Universidad de Chile. "Aparte está el desarrollo de Forenergy, que apunta a construir el proyecto. Efectivamente, queremos construir un proyecto y compraremos una licencia afuera, más el conocimiento que se desarrolle en Chile", dice Pedro Barría.
Los socios de Forenergy: En la sociedad tecnológica trabajan en colaboración con la firma de ingeniería Técnicas Reunidas, la Universidad de Wageningen (Holanda) y la alemana Choren Industries (que tiene licencias). Esta última compañía inauguró en abril la primera planta en el mundo que genera biocombustible de segunda generación.
Los socios de Bioenercel: En este grupo participan -aunque no en la propiedad- una serie de organismos que hoy trabajan en investigación en la materia: la Universidad de British Columbia (Canadá), North Carolina State University, Virginia Tech, Abo Akademi (Finlandia), Universidad de Sao Paulo (Brasil), Universidad Estadual de Campinas (Brasil) y la Universidad de Ghent (Bélgica), entre otras.
Otros actores apuntan al diésel sintético. A distinta escala hay varios empresarios que están con proyectos en el rubro. Uno es el caso de Jorge Reyes, quien en sociedad con las firmas norteamericanas Norcon Energy LLC y Nova Fuels Inc formó la sociedad Novahol Santiago Norte, que planea construir un complejo para producir diésel sintético en base al procesamiento de RDF o material que se prepara a partir de los residuos sólidos domiciliarios.
Según Reyes, esta otra tecnología aportada por los socios extranjeros ya está disponible en otras partes del mundo y señala que la proyección con que trabajan es instalar una planta con capacidad de unos 91 millones de litros al año, el equivalente al 1% de la demanda nacional. Reyes explica que este producto no requiere mezcla, sino que "es capaz de reemplazar completamente el diésel fósil" que usa el mercado.
Los planes de Novahol apuntan a partir el proyecto a fines de julio, para estar con la producción en agosto o septiembre 2009, reservándose Reyes los planes de comercialización que están diseñando.
¿FIN DEL FOMENTO A LA FORESTACIóN EN 2010?
La coyuntura ha ayudado también al despertar de los biocombustibles. Aldo Cerda, gerente de bosques e industrias forestales de Fundación Chile, explica que no son pocas las consultas que llegan de parte de actores forestales medianos para interiorizarse de cómo podrían reenfocar su negocio tras la crisis subprime, que dejó parte de su producción sin demanda.
En un momento además en que el tradicional subsidio a la forestación -que bonifica hasta el 90% a los pequeños propietarios y hasta el 75% en suelos degradados- tiene fecha de término establecida por ley: 2010. Por ello, con matices, surgen voces que plantean la pertinencia de reenfocar este tipo de aportes. "Eso ayuda a formar una nueva base de biomasa, porque la que hoy está instalada tiene que ver con celulosa", dice Pedro Barría.
"Chile tiene terrenos disponibles y un marco institucional probado para el desarrollo de la industria forestal y la experiencia de afuera demuestra que la bioenergía va a cambiar el mapa de competitividad de los negocios forestales en el mundo. Por lo tanto, suena súper razonable introducir un subsidio que sea la continuidad del anterior, orientado al desarrollo de plantaciones energéticas. El costo competitivo y la estabilidad del marco de negocios que ofrece el país, puede hacer que Chile se transforme en un actor referente a nivel latinoamericano. La discusión en Suecia y Finlandia es transformarse en actores energéticos, que no tiene nada que ver con petróleo, porque tienen bosques. Chile también tiene bosques", acota Aldo Cerda.
"Se podría contar con incentivos para crear nuevas masas boscosas que se destinen a biocombustibles, aprovechando terrenos que hoy no están utilizados. Hoy no contamos con masa boscosa para generar suficiente bioetanol de manera de impactar al mercado", plantea Kimber.
Cálculos de este grupo apuntan a que para reemplazar el 5% del consumo de gasolina al 2010, se requerirán 51 mil hectáreas de plantaciones con una productividad de 20 metros cúbicos de biomasa al año. Gonzalo García, a su turno, lo aterriza a los pequeños propietarios, pero estima que no es gravitante en la generación de grandes nuevas masas de plantaciones. "Esto lo dan los mercados más que los subsidios", estima.
En Forenergy además creen necesario que el Servicio de Impuestos Internos explicite que el beneficio del no pago del impuesto específico al biodiésel también es extensivo a los biocombustibles de segunda generación, y no sólo a los derivados del raps y soya.