Lo que Bahn concluyó no difiere del estudio, realizado por la consultora ABCD, que fue mostrado en el seminario apícola que organizó ProChile hace unas semanas para dar a conocer las oportunidades para los apicultores chilenos en Europa. En él se reitera que los dos grandes desafíos son mejorar la calidad y buscar la asociatividad para poder optimizar su participación en el mercado global.
Hoy, Chile representa menos del 5% del volumen total que importa el Viejo Continente, mientras que Argentina es el mayor proveedor con el 31%. Y hay que considerar que a esa región va el 90% de las exportaciones chilenas. Los europeos tienen el mayor consumo per cápita: el promedio mundial es de 220 gramos por persona al año, pero en la UE se come 1 kilo y la tendencia es que el consumo y la producción crezcan 2 a 3%.
Según el estudio de ABCD, la demanda por miel de la Unión Europea está insatisfecha y los consumidores están ávidos por sabores nuevos. "Esto indica que hay espacio para que los chilenos coloquen sus mieles", dice Philippe Juglar, representante francés de la consultora. Agrega que durante el estudio encontró interesados en Francia y Alemania para trabajar con los productores chilenos. Pero para concretarlo, "los interesados tienen que asociarse".
Todo indica que la única forma que tienen los pequeños productores nacionales – que son el 80% de las exportaciones- de mejorar la calidad y de alcanzar los volúmenes necesarios para salir al mundo y obtener mejores precios, es uniéndose. Es la manera de asegurar el abastecimiento al importador, independiente de los problemas climáticos de cada temporada o de ofertas más atractivas de otros proveedores.
Otro elemento que podría ayudar a competir internacionalmente es que el nombre Chile se convierta en un valor agregado para el producto. "Es necesario organizar la producción detrás de una marca colectiva", dice Michel Grandjean, productor nacional.
Aún más fuerza gana la idea de crear una marca Chile cuando se sabe que en Europa desconocen la existencia de la miel nacional . "El total de las toneladas de miel chilena que durante 2007 entraron a Alemania se fueron a los supermercados baratos y se mezclaron con las demás", explica Bahn. Por ello si se quiere ganar terreno, salir de la venta del tipo commoditie y llegar a nichos de mayor valor hay que buscar jugarse por nuevas alternativas.
Por ejemplo, Juglar propone ir a Los Alpes, donde en Navidad llegan entre 12 a 13 millones de turistas a los que se les podría dar a probar la miel bajo un eslogan como "venga a descubrir los sabores de Chile". Bahn considera abrir tiendas especializadas de productos con mayor valor agregado en distintas ciudades de Europa, partiendo por Colonia, con algo que él llamaría Chile Shop.