Los empresarios de ambas regiones se toman la coyuntura con cautela, pero aseguran que hoy tienen una oportunidad que no se puede desaprovechar. "Esta oportunidad histórica quizás no la tengamos en cien años. Todo esto está influido por la minería, por los proyectos de cobre, de hierro y por una agricultura pequeña pero importante. Pero, finalmente, todo lo impulsa la minería", asegura Carlos Nicolás, presidente de la Corporación para el Desarrollo de la Región de Atacama. En efecto, en Atacama el 92% de las exportaciones corresponden al cobre, al igual que el 50% del producto regional.
Y el trabajo apunta a que cuando baje el cobre se haya instalado una industria de servicios que pueda subsistir por su cuenta, orientada a la exportación. En Antofagasta, la situación es similar: "Boom" de actividad gracias al cobre más caro. "Creo que hay que verlo como una oportunidad. Es responsabilidad de todos los actores de la región ver cómo la aprovechamos", asegura el presidente de la Asociación de Industriales de Antofagasta, Felipe Trevizán. Pese a este "boom", hay un punto negro en Atacama y en Antofagasta: la infraestructura. Algo en lo que coinciden ambos líderes gremiales.
Un alza de 50 mil habitantes en sólo 10 años -416 nuevos vecinos cada mes- tendrá la Región de Atacama (III), debido precisamente a las nuevas inversiones. Esto, porque se requerirá trabajadores para la construcción, pero también porque la región necesitará mano de obra permanente para la operación de las nuevas instalaciones productivas.
Según el presidente de Corproa, Carlos Nicolás, las ciudades deberán prepararse, porque hoy existe un déficit de infraestructura que es necesario subsanar antes de que la zona colapse. "Se va a producir una fuerte migración hacia nuestra zona, precisamente por la alta demanda de mano de obra y bien remunerada, porque la minería paga bien. Hoy nuestra región tiene cerca de 250 mil habitantes y calculamos que de aquí a 10 años podrían ser 50 mil habitantes más", dice Nicolás.
Antofagasta (II) es la región con mayor producción minera del país, no sólo de cobre, también no metálica -SQM obtiene nitrato de potasio del Salar de Atacama-, pero aún tiene graves carencias en términos de infraestructura. Esta es una complicación que si bien no logra frenar la actividad, limitará el crecimiento en el futuro, considerando que la escasez de carreteras y su poca comodidad retrasan los viajes y limitan la capacidad de transporte.
"Hay una curva que debiera ir aparejada con el crecimiento de las inversiones privadas, en minería y en otros sectores, y que es la infraestructura", asegura Felipe Trevizán, presidente de AIA. A esto se suma que Antofagasta y otras ciudades sumarán miles de nuevos habitantes.
"No tenemos una estimación, pero sí se está creciendo más que otras regiones", dice el líder gremial.