El director del Museu del FC Barcelona, Jordi Penas, y el del Centre de Documentació, Carles Santacana, no daban crédito a lo que estaban leyendo cuando, a principios de junio del 2008, tuvieron conocimiento por correo electrónico de la existencia de un tesoro azulgrana, un auténtico relicario guardado con cariño y esmero durante casi cien años. Los recuerdos de tres años como jugador del Barça de Pepe Rodríguez, un delantero gallego, goleador, zurdo, de disparo mortífero, que fue capitán del primer equipo entre 1910 y 1912 y que contribuyó de forma decisiva en la conquista de buena parte de los primeros trofeos españoles e internacionales del club de Gamper. Todo en perfecto estado.
Y más impresionados quedaron en el Barça al saber que la oferta llegaba de Chile.
Hace apenas una semana aterrizaron en Barcelona Jaime Gutiérrez, nieto del jugador azulgrana, y su esposa, Matilde. En su maleta figuraba el tesoro ansiado y, como pieza principal, la camiseta más antigua del Barça que se conserva. Tiene casi cien años y desde hace unos días puede contemplarse en un espacio reservado al efecto en el museo. Una pieza de valor incalculable, tejida en un algodón tupido, que parece tela de toalla, con el cuello en uve y cordones para cerrarlo. Impecable. "Lo hemos conservado todo con mucho cariño", dice el nieto.
Después de tres años de éxitos, Pepe Rodríguez dejó el Barça en 1912 para hacer fortuna en Sudamérica. Primero en Buenos Aires, donde conoció a su futura esposa. Luego en Chile, donde se radicó en Melipilla, capital de provincia a 60 kilómetros de Santiago. "En el mismo baúl con el que viajó se han conservado sus recuerdos. Lo hizo mi madre, la única hija del futbolista, que aún vive con 92 años. Y luego nosotros. Está todo, sus lentes, cartas, incluso una oreja de toro que agarró en una corrida. También estaban las botas y un balón de fútbol, con el que jugaba siendo niño".
Jaime Gutiérrez recuerda a su abuelo, "era un completo deportista". "Diariamente hacía sus ejercicios al levantarse y me enseñó a jugar a tenis, pues él fundó el club de tenis de Melipilla. También era muy aficionado al ajedrez. Tenía siempre claros los recuerdos de su paso por el Barcelona. Hablaba de sus compañeros de equipo, con los que se cruzaba tarjetas, hablaba de Wallace, de Bru y también de Gamper, del que ensalzaba todo lo que hizo por llevar adelante el club en sus comienzos. Con 70 años aún tomaba su raqueta y nos explicaba cómo se hacía el revés, como había que doblar la rodilla…".
Entre los recuerdos de Pepe Rodríguez destacan también numerosas medallas conmemorativas ganadas con el FC Barcelona, un centenar de fotografías de esos años y muy especialmente dos casquetes que corresponden a los títulos de campeón de Copa del Rey de 1910 y 1912. Todo ello de un valor precioso para el museo del club.
"Me explicaba -añade el nieto- que él era un jugador de ataque, un número 10, porque era zurdo, un goleador". Entre los recuerdos del futbolista azulgrana nunca faltó un punto de añoranza por la Barcelona que conoció.
"Cuando se disputó el Campeonato del Mundo en Chile, en 1962, nos comparó aquellos bellos estadios de fútbol con los terrenos de sus tiempos. Nos hablaba de canchas que eran potreros, tierra y piedras, donde el fútbol era puro ñeque, pura fuerza. Ellos, sin medios económicos, sin ayuda, sólo con su esfuerzo, tiraron adelante el Barcelona e hicieron que creciera poco a poco".
Jaime Gutiérrez y su esposa han pasado unos días de ensueño en Barcelona. "Todo lo que entregamos ha durado cien años y ahora sabemos que durará muchos más". Han regresado a Chile tras visitar una Barcelona que les impresionó "por su limpieza" y un Camp Nou (vieron el 6-0 al Málaga) que les cautivó "por la corrección del público y el orden con que se vacía en cinco minutos". "En Chile ya no se puede ir al fútbol en familia, es peligroso".