Hasta ahora, la mayor parte de los plásticos "ecológicos" son hechos a partir del petróleo, pero necesitan aditivos que los degraden, y aun así se demoran cinco años o más. Aquí es donde los cereales entran a jugar un nuevo rol: permite que se degraden completamente, en un tiempo muy corto y sin utilizar aditivos químicos.
"Este plástico es como la hoja de un árbol que cae al suelo, después de 180 días se degrada y pasa a ser parte de la tierra, sin efectos contaminantes", explica Rodrigo Alfaro, ingeniero agrónomo que, junto a Augusto Cubillos crearon Biologística, empresa que trabaja con estos productos.
La idea no es completamente nueva. En Estados Unidos y Alemania ya existen. Pero Biologística los fabricaría en Chile, con materia prima nacional. Las opciones de cereales y otros vegetales a usar son múltiples. En Inia realizaron estudios para determinar cuál reunía las mejores condiciones técnicas y comerciales. "La idea es obtener materia prima barata, que no interfiera con otros elementos", argumenta Javier Zúñiga, investigador del Inia.
Por ahora las cartas apuestan al triticale: su uso no interfiere con el mercado de los alimentos, se da en condiciones agronómicas límite y generaría empleos dentro de los pequeños productores. El problema es que una bolsa de plástico común cuesta sólo 18 pesos, pero permanece millones de años en el ambiente. Mientras, una biodegradable supera los 50 pesos, pero desaparece en 180 días. "Hoy puede parecer más caro, porque nadie se hace cargo del destino que tienen las bolsas de plástico común, pero si hubiera que pagar por el costo de degradación, sería diferente", comenta Cubillos.
La producción de bolsas biodegradables en 2008 alcanzó las 370 mil toneladas y en 2011 espera subir a 500 mil. La alternativa era el comercio de la oxo-degradación. plásticos hechos de petróleo, al igual que los comunes. la diferencia es que tienen aditivos que lo degradan.
