Una pequeña ciudad de Borgoña, un paraíso de tarjeta postal: Laville-Saint-Jour, «la joya del gótico en un oasis verde»… A este pequeño paraíso ha llegado un comisario con su familia. Es la primera vez, en su carrera profesional, que el comisario Bertegui trabaja sin presiones ni excesos; por fin lleva una vida normal.
En efecto, la vida en Laville-Saint-Jour carece de estridencias y sobresaltos. Allí está el prestigioso colegio Saint-Exupéry, donde acuden alumnos de clase adinerada -hijos de vinicultores, de cirujanos, de empresarios- y donde la paz y el silencio de sus jardines y el diseño perfecto de sus instalaciones le confirman a Audrey, la nueva profesora de literatura, que ha llegado a un sitio ideal. Pero Audrey no está allí porque sí. Ha escogido este nuevo destino para estar cerca de su hijo, cuya custodia le fue arrebatada por su ex esposo, un hombre insensible y vengativo. Y también, aunque no lo sabe, para zanjar un amargo capítulo de su pasado.
El azar -o el meditado plan que se teje sobre estos y otros personajes- también envuelve a una familia que dejó atrás la ciudad de París. Bastien, un chico de doce años, vive ahora en Laville-Saint-Jour y asiste a ese prestigioso colegio. A duras penas, él y sus padres intentan salir a flote después de una pérdida irreparable: la muerte, en un violento accidente, del hermano pequeño de Bastien.
Nada les podía indicar que, antes o después, formarían parte de un torbellino de secretos. Nada, a excepción de la notable característica de esta ciudad: las brumas permanentes, la niebla que parece tomar formas y emitir mensajes, que se niega a desaparecer, que nunca se extingue mientras esconde a antiguos criminales: una dinastía satánica y aberrante al acecho, desde cualquier lugar.
La madre de Bastien parece vivir en suspenso, en una sospechosa paz, con su mirada perdida entre la niebla, y pintando unos sugerentes cuadros que parecen traducir lo que nadie, o muy pocos, pueden ver. Pero Bastien sí puede ver. Puede ver que no es cierto que su madre se encuentre mejor, ni que esa sonrisa ausente sea una buena señal. Bastien intuye que algo lo rodea; es un chico con especial sensibilidad sensorial que, además, ha empezado a recibir escalofriantes mensajes por internet: todos ellos firmados por su pequeño hermano muerto.
Nadie puede eludir el destino de Laville-Saint-Jour, fundada por los Desolladores. Ni siquiera los que alguna vez abandonaron esa ciudad que albergó una dinastía de criminales, una red de alcance internacional. Allí está, también de regreso, un joven ambiguo y taciturno, un exitoso escritor de novela negra que forma parte de una historia que empieza a ver la luz.
Una historia que comienza a descubrirse el día en que el comisario Bertegui acude al escenario de una muerte aparentemente natural e insiste en investigar qué pudo ver aquella anciana, desplomada en su habitación, para que la muerte la sorprendiera con semejante gesto de horror.
Nadie está a salvo, tampoco esos niños que se internan en el parque y que, rodeados de niebla, sienten que alguien está allí. Un niño aparece muerto de forma horrible. Otro, cercano a la adolescencia, se ha suicidado, o al menos eso parece. En realidad, en esa ciudad y durante décadas y siglos, han ido muriendo niños. Pero ni siquiera los archivos policiales que consulta el comisario revelan toda la verdad.
Destinos entrelazados con enorme sagacidad narrativa, pequeños signos escalofriantes de fatalidad. Verdades a medias, personajes ambiguos… El secreto de la ciudad está a punto
de mostrar su auténtica -y horrenda- fisonomía. El verdadero rostro de Laville-Saint-Jour.
Una voz en la niebla
PVP: 19,19 eu.
Páginas: 592
Disponible: Enero 2009
Laurent Botti
Licenciado en Derecho y Periodismo, este joven escritor que desde hace dos años vive en Barcelona pasó su infancia entre Francia y Marruecos. Ha colaborado con diversos medios y también en la industria editorial. Es autor de una biografía de Serge Gainsbourg y su primera novela, Píeme Brume, publicada en Francia en 1998, ya fue recibida con muy buenas críticas. También ha publicado La nuit du Verseau y Fatale Lumiére, que lo han confirmado como un narrador de tensas y turbadoras tramas -en la misma línea del también francés Jean-Christophe Grangé y de su admirado Stephen King-, siempre en el límite entre el realismo policial, la complejidad psicológica y la fantasía sobrenatural. Es uno de los autores de nueva generación más leídos en Francia -con cerca de medio millón de ejemplares vendidos- y mejor valorados.
Un creador de intrigas feroces y de personajes llenos de secretos, prisioneros en un universo minuciosamente real, pasmosamente infernal.
Web: www.laurentbotti.fr