Cuando Alfred Nobel inventó la dinamita se creó en España la Compañía Española de la Pólvora, y sentó las bases de una concentración de las empresas del sector que dieron lugar a Unión Española de Explosivos. Posteriormente, ésta se integró en el gigante Rio Tinto, donde refinerías, petroquímicas, mineras y otro tipo de empresas se mezclaron. Un endeudamiento mal calculado y una serie de ineficiencias insoportables arruinaron la compañía y dio lugar a la separación en el año 92.
Como empresa independiente, todavía monopolística, dejó a Unión Española de Explosivos dueña de su propio destino y gestión (paradójicamente, hoy Rio Tinto es cliente de Maxam). Fue en 2006 cuando adoptó la denominación social de Maxam, con motivo de un importante cambio accionarial. Los directivos tomaron el control, con el 50,01%, mientras que la otra mitad quedó en manos de inversores financieros: Ibersuizas, con un 27%, y Vista Capital, con el 23% restante.
Al frente, un equipo de ingenieros especialistas bajo la presidencia de José Fernando Sánchez-Junco Mans, para hacer carrera del negocio. Se estima en 1.000 millones de dólares lo que factura Maxam, sólo por debajo de el gigante australiano Orica —2.000 millones— y Dyno Nobel —adquirido en 2008 por Incitec Pivot y con ingresos estimados en 1.500 millones de dólares—. Los dos primeros, con unas cifras de negocio en términos operativos entre los 400 y los 500 millones de dólares. Maxam, con unas cifras operativas (Ebitda) de unos 185 millones de dólares. Por detrás, Austin Powder es la cuarta en tamaño de esta industria, con unos números en torno a la mitad de los de la española.
Maxam es así un jugador de referencia en explosivos para minería y obra pública, presente en 80 países. Las minas de hierro de Brasil, de nefelino sienítico en Siberia y Noruega (para porcelanas y sanitarios), de cobre en Chile y Kazajistán y de oro desde Perú hasta Finlandia, Ghana o Suráfrica. De plata en Bolivia, de Carbón en EEUU y Canadá, autopistas en Rumania y Polonia… todos usan o están a punto de emplear explosivos fabricados o desarrollados en España. Los retos de Maxam van ligados a su pasado, y serán decisivos en su futuro. Principalmente: la gestión de los recursos humanos (más de 2.000 empleados), las alianzas estratégicas y mejorar la eficiencia.
Maxam ha demostrado una gran habilidad en forjar alianzas como fue en su momento UEB, la asociación tecnológica con la empresa puntera de Estados Unidos de fabricación de detonadores y sistemas de iniciación Ensign Bickford. De cara al futuro, el entendimiento con un gran grupo fabricante de nitrato amónico constituiría una integración vertical necesaria. Según consultores consultados, Maxam es hoy un ejemplo de cómo los españoles, la sociedad que los integra y el tejido empresarial que componen demuestran su valía y su potencial en el mundo, pese al desfase de años atrás.