Este Sport Activity Coupé -una auténtica provocación de “Chez BMW” en Baviera que pasa de cero a 100 en menos de seis segundos- responde a todas las expectativas que un objeto debe cumplir ante la necesidad humana de manipular lo sublime, lo prohibido, lo inalcanzable, lo soñado e incluso aquello que la pone al límite de lo políticamente correcto o el complejo de culpa. Porque su imponente y poderosa imagen es un insulto casi obsceno al lifestyle “low-cost” que impone el “gris” de los tiempos económicamente convulsos, pero también supone la oportunidad de soñar y de aceptar lo “lujurioso” como parte de la condición humana.
Pero para la firma BMW es, incluso, mucho más. Supone una importantísima demostración de “poderío” en lo que a tecnología, diseño e innovación se refiere; la gran oportunidad de entrar entre los temas de conversación de esos privilegiados tan selectivos, que a menudo ni se sabe que existen, y la consolidación de la idea de posicionar su imagen de marca en el ranking de las más deseadas, inalcanzables y, por tanto, “de culto”.
A pesar de que el usuario tradicional de BMW puede considerar esta acción de la alemana -la de presentar un vehículo como el X6- como una idea excéntrica y una “salida de tono” casi imperdonable, se trata, sin duda, de una estrategia brillante que demuestra la capacidad de la marca para construir una máquina única, potente, segura, bella y tremendamente manejable, además de poner en evidencia su eficacia a la hora de hacer “grandes cosas”. Tanto, que este poderoso vehículo podría incluso convertirse en el “coup de foudre” de mujeres a las que les gusta el control sobre la excelencia y no les impresiona hacer camino.
El X6 ActiveHibrid -con un motor gasolina 4,4 V8 de 408cv biturbo y dos motores eléctricos sincronizados de 67kw (91cv) y 63kw (86cv) respectivamente- no está pensado ni para ahorrar combustible ni para las incomodidades propias de un paraje demasiado tortuoso, situaciones en las que el usuario de este vehículo prefiere no implicarse jamás, a pesar de ser el híbrido más potente del mercado con dos motores eléctricos y comportarse como un distinguido y sofisticado “correcaminos”.
Su soberbia -la de este caprichoso y elitista BMW- es capaz de retar al “estilo de vida” más exigente, exquisito, refinado, elegante y distinguido, porque su aspiración solo es una: conseguir la admiración de esa persona que ya no se sorprende por nada.
Lo hemos probado y aseguramos que no es difícil enamorarse de éste “activo de elegancia y prestigio” de BMW que miente como un bellaco cuando promete que su consumo es de 9,9 litros a los 100. Su gasto en combustible es bastante mayor -casi 13 litros a los 100 km- pero !y eso qué importa!. No es un utilitario, no es un todoterreno y ni siquiera es un vehículo. Es simplemente un elemento de prestigio que forma parte de un sueño de grandeza, un objeto inalcanzable que solo unos pocos pueden lucir en lugares tan exquisitos como Sant Barth, donde el estilo de vida rural implica el golpe de talonario, las cortas distancias permiten el paseo pausado sin ruidos -al más puro estilo híbrido- y los caminos requieren del máximo confort.
Gema Castellano
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