No cabe duda de que el gran peligro del Cannabis radica en que su consumidor no es consciente de sus efectos a corto, medio y largo plazo. Es un asesino silencioso. Se incluye en ese espectro infernal formado por drogas que, como el tabaco y el alcohol, son socialmente aceptadas; y, por tanto, ni las personas afectadas por alguna de las patologías que produce ni su entorno, son capaces de asociarlas a un consumo que no por esporádico deja de ser devastador para el cerebro.
Pero hoy no hablaremos de los consumidores; a favor de quienes los gobiernos, las autoridades sanitarias e incluso las instituciones privadas han invertido miles de millones de euros en un intento desesperado de fomentar la información y la concienciación. Porque los efectos del consumo de drogas más o menos aceptadas y aparentemente inocuas como el alcohol, el tabaco o el Cannabis no solo se están notando en la salud en general de las sociedades desarrolladas, sino también en el gasto hospitalario y asistencial de unos sistemas sanitarios que comienzan a ser incapaces de soportar la falta de prevención e irresponsabilidad social.
Hoy prestaremos nuestra atención a quienes dedican su vida a la investigación. A esos profesionales médicos mal remunerados y peor reconocidos que luchan en los laboratorios por encontrar remedios al sufrimiento físico y psíquico de las personas con presupuestos irrisorios.
A personas como el Dr. Rafael Maldonado, del Laboratorio de Neurofarmamacología de la Universidad Pompeu Fabra, quién -junto a su equipo formado por Emma Puighermanal, Arnau Busquets y Andrés Ozaita- ha sido reconocido con el Premio de Investigación Fundación Dr. Antonio Esteve por el hallazgo de los mecanismos implicados en uno de los efectos más perjudiciales del consumo de cannabis, la pérdida de memoria.
El estudio, que es a su vez el tema de la tesis doctoral de Emma Puighermana dirigida por Andrés Ozaita y el Dr. Maldonado, logra demostrar que en los efectos amnésicos que producen los cannabinoides interviene una vía de señalización intracelular llamada mTOR, que actúa en el cerebro, en la zona del hipocampo, donde se controlan las respuestas cognitivas. El hallazgo supone un punto de partida en lo que respecta a la prevención de las consecuencias negativas del consumo de marihuana.
El artículo “Cannabinoid modulation of hippocampal long-temps memory is mediated by mTOR signaling”, publicado en 2009 en la revista Nature Neuroscience y firmado por Emma Puighermanal, ha sido -según el tribunal del premio de la Fudación Dr. Antonio Esteve, el mejor trabajo de farmacología firmado por un autor español en el período 2008-2009.
Hemos hablado con el Dr. Rafael Maldonado en el Centro de Investigación de Biotecnología de Barcelona, donde -minutos antes de recibir el galardón- su equipo seguía con sus trabajos en el laboratorio de Neurofarmacología como si nada extraordinario pudiera alterar la concentración del lugar. Sorprende la humildad y falta de egocentrismo de estos jóvenes investigadores desbordados de talento, que son plenamente conscientes de la necesidad de formar equipo para que todo avance.
Hablamos, insisto, con el Dr. Maldonado -quién se hace acompañar en todo momento por su indispensable equipo- y en esta entrevista que les ofrecemos en formato de vídeo-tv el científico intenta poner su discurso a pie de calle con el objetivo de concienciar sobre la peligrosidad, demostrada, de los efectos del cannabis.
No sabe si sus palabras se perderán en la inmensidad de la información y contrainformación. Debo confesar que nosotros tampoco, pero incluso asumiendo que no estamos tratando un tema novedoso, insistiremos en un intento de apoyar una labor encomiable; la científica.
Gema Castellano
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