Torres Corral, que ha sido Jefe del área de Calidad de las Aguas del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) -además de asesorar prácticamente todos los proyectos de desalación en España- siente siempre la necesidad de hacer saber desde el principio de la conversación a sus interlocutores que agua solo hay una – sea cual sea su composición – y que en pleno s.XXI seguimos usando la misma agua que se formó tras el “Big-Bang”.
Es, sin duda, una manera inteligente de devolver al agua – sin la cual la vida no sería posible – el protagonismo que le ha quitado su accesibilidad en los países llamados “ricos”; pero también la forma de homenajearla para este experto, también amante de la poesía, en sus diferentes tratamientos. El agua, que plantea paradojas como la del naufrago -que muere de sed rodeado de ella- y que es capaz de matar también en su estado más puro, “no nos faltará nunca”, asegura Miguel Torres Corral, a pesar de que una información deformada haga creer a la población que esto está sucediendo. Lo cierto es que, el líquido elemento compuesto en estado idóneo para el consumo humano por un átomo de oxígeno por dos de hidrógeno, no siempre está a nuestra disposición en un estado adecuado para cubrir nuestras necesidades.
La desalación del agua del mar es una de las opciones más interesantes para obtener agua dulce, según el experto Torres Corral, a pesar de no ser la única. Sin duda, la politización del debate sobre el agua potable, los costes de su obtención y su precio, son factores que están enturbiando el triunfo de un objetivo común: la obtención racional de agua dulce para el consumo humano, animal, agrícola e industrial, en el que convivan todas las opciones válidas; desde la desalación hasta los trasvases o la construcción de embalses.
Hemos hablado con Miguel Torres Corral en el vestíbulo de la Torre Agbar, en Barcelona; donde se ha inaugurado una interesantísima exposición sobre las diferentes técnicas de desalación monitoreada por él mismo. “Desalar mil litros de agua marina tiene un coste de 0,6 euros y el impacto medioambiental de las plantas desaladoras es mínimo”, asegura Torres Corral. A partir de esta cifra y salvando la política (trasvases=PP vs. desaladoras=PSOE), el sentido común y la convivencia de todas las opciones dejaría aparcado para siempre el problema del agua. “Otra cosa es el precio”, dice Torres Corral.
Entrevista a Miguel Torres sobre las desalinizadoras y el agua – HQ – 16:9 – 51 min
Gema Castellano