La prudencia, la inteligencia, el sentido común y también la sensibilidad -además de la serenidad que otorga el gusto por el disfrute de las cosas bellas- no sólo garantizan la ansiada seguridad que muchos exigen exclusivamente a la máquina cuando casi siempre depende más de la actitud humana; sino que permiten la oportunidad de disfrutar de todas las circunstancias que puedan surgir durante la conducción mediante el dominio de los elementos.
En definitiva: la excelencia mecánica sin una actitud de control inteligente, es un arma mortal.
Partiendo de esta filosofía, Mercedes Benz lleva seis años implantando la estrategia de mostrar a sus clientes -y no clientes- las capacidades de sus vehículos en condiciones extremas de hielo y nieve, siempre bajo el auspicio de la ingeniería electrónica de nueva generación que optimiza la estabilidad y tracción del vehículo. La experienca 4Matic va encaminada a convencer al usuario de la marca de que, para salir triunfador de los retos que puede plantearle la conducción en condiciones extremas de hielo y nieve, es necesario el sentido común además de la confianza plena en los sistemas 4Matic; 4ETS, que frena la rueda que ha perdido adherencia incrementando la potencia de las que mantienen el agarre; ESP y Pre-Safe; capaces de elevar el grado de seguridad de una manera considerable.
Aún así, los cursos de conducción de Mercedes Benz que tienen lugar en la pista de Vallnord, en Andorra, insisten más en la actitud humana ante la máquina y el entorno que en las prestaciones mecánicas o tecnológicas. Los profesores, expertos conductores, sorprenden desde el primer instante; porque en ningún momento incitan a la sobreactuación. La consigna es clara. El objetivo es aprender a afrontar una situación extrema en hielo y nieve apoyados por la tecnología que aporta el vehículo y para eso es indispensable la suavidad en la conducción, el sentido de la anticipación, aprendiendo a mantener la mirada en el lugar a donde queremos dirigirnos y confiando en que la electrónica corregirá la trazada; la distancia de seguridad, tres veces mayor que en condiciones normales y la limitación de velocidad, que permitirá a todos los sistemas de seguridad del vehículo actuar con normalidad.
Durante dos horas el usuario no sólo aprende a familiarizarse con situaciones de riesgo en nieve y hielo o a perder el miedo a conducir en situaciones adversas; sino que también entiende que las condiciones meteorológicas adversas no tienen por qué ser un impedimento para el desplazamiento y, por supuesto, acepta que si él aplica las normas básicas de conducción en nieve y hielo la tecnología del Mercedes será capaz de resolver las trazadas.
Gema Castellano